Cuando Jack Welch estaba al frente de General Electric, tenía como costumbre enviar cartas de felicitación, escritas y firmadas personalmente, a los empleados más destacados de la organización. Recibir una de ellas era toda una distinción.
El destacado hombre de negocios, hoy con 82 años y gozando de un plan de retiro laboral de US$ 8 millones, tenía claridad acerca de la importancia de reconocer el trabajo de sus colaboradores. Sabía que si premiaba a los mejores lograría la motivación necesaria para alcanzar las metas de la compañía.
"Los líderes capacitan a sus empleados para que hagan correctamente su función, y los motivan y reconocen (...) Reconocen los logros de su equipo y los celebran en grande", dice Welch en su libro "Triunfar" (2006).
Sin duda, el reconocimiento es una poderosa herramienta de gestión que estimula a los empleados de una empresa. Al reconocer el trabajo del colaborador no solamente se premia a la persona, sino que se refuerza las actitudes y comportamientos que la organización necesita extender en los trabajadores. Es decir, se convierte en un factor de desarrollo cultural muy importante.
Al reconocimiento se deben añadir otros factores que se complementan muy bien para lograr el mejor desempeño de las personas: contar con una política de remuneraciones adecuada y justa, así como un ambiente de trabajo agradable y motivador.
Aquí llegamos a una vieja discusión: reconocimiento versus compensación. Muchos directivos no consideran el reconocimiento como un aspecto fundamental en la motivación de sus colaboradores y creen que los aumentos salariales y los bonos son los únicos premios que necesitan los empleados.
En el caso de la compensación económica si bien motiva a quienes la perciben, también puede desmotivar a quienes no la obtengan y consideren que la merezcan. Por ello es importante trabajar con herramientas de medición de desempeño que determinen si un empleado merece o no ser premiado con un incremento salarial. Por otro lado, los bonos también constituyen una opción como premio al esfuerzo por alcanzar las metas propuestas.
Un empleado talentoso también se ve estimulado si se le proporciona herramientas de trabajo avanzadas. Adquirir las mejores computadoras, implementar una planta con máquinas de última generación, comprar un software más novedoso, etc.
Igualmente, compartir con los colaboradores algunas noticias o información que cause felicidad, como son los logros conseguidos por el equipo o por toda la organización, y expresarles abiertamente el reconocimiento por ello y hacerlos sentir que forman parte de un colectivo con resultados trascendentes, todo ello ayuda a que los talentosos se sientan más estimulados.
Si usted dirige una empresa, pequeña, mediana o grande, no olvide lo que hacía Jack Welch en General Electric. Pero tampoco olvide que el talentoso merece ser elogiado.
FUENTE CONSULTADA:
Artículo "La importancia de reconocer a los empleados" publicado por el portal de América Economía.
Portal de negocios de ESAN Graduate School of Business. Desde el 2010 difunde contenido de libre acceso (artículos, infografías, podcast, videos y más) elaborado por los más destacados especialistas. Encuentra contenido en más de 15 áreas y sectores como Administración, B2B, Derecho Corporativo, Finanzas, Gestión de Proyectos, Gestión de Personas, Gestión Pública, Logística, Marketing, Minería, TI y más. ¡Conéctate con los expertos de ESAN y aumenta tu conocimiento en los negocios!
Jorge Merzthal Toranzo, director general de Maestrías y el MBA de ESAN, señaló en El Comercio que una maestría o un MBA puede aumentar los ingresos hasta en un 50%. Asimismo, explicó que mientras que el MBA ofrece una visión global y estratégica, las maestrías especializadas se enfocan en áreas clave del negocio. También analizó qué rubros y sectores son los que más demandan profesionales son estos grados de instrucción.
Otto Regalado, docente del MBA y jefe del área académica de Marketing de ESAN, advirtió en Infobae que la inclusión de Machu Picchu en una lista internacional de destinos que “ya no vale la pena visitar” refleja fallas en su gestión turística. Señaló problemas como la informalidad en la venta de boletos, el exceso de aforo y la falta de seguridad y planificación. En lugar de negar las críticas, propuso replantear la administración del santuario, para convertirlo en un modelo de turismo sostenible y regenerativo.
Enrique Louffat, profesor principal en los Programas en Administración del MBA, Maestrías Especializadas y de Educación Ejecutiva de ESAN, explicó en Gestión que la convivencia entre distintas generaciones en el trabajo representa uno de los mayores desafíos para las organizaciones. Señaló que las diferencias en estilos, valores y formas de comunicación deben ser gestionadas con estrategias como mentorías cruzadas, esquemas laborales flexibles y programas de formación adaptados.