Enrique Louffat, profesor principal en los Programas en Administración del MBA, Maestrías Especializadas y de Educación Ejecutiva de ESAN, explicó en Gestión que la convivencia entre distintas generaciones en el trabajo representa uno de los mayores desafíos para las organizaciones. Señaló que las diferencias en estilos, valores y formas de comunicación deben ser gestionadas con estrategias como mentorías cruzadas, esquemas laborales flexibles y programas de formación adaptados.
Uno de los temas esenciales en la gestión de personas es descubrir cómo compatibilizar e integrar a las diversas generaciones de trabajadores, teniendo en cuenta que los contextos y características vividas por cada una han tenido diferencias sustanciales. Algunos datos estadísticos al 2025, a nivel mundial, indican que los baby boomers representan entre un 10 % y 20 % de la población laboral —es decir, su participación en el mercado laboral se está reduciendo—; la Generación X representa entre el 20 % y 30 %, con tendencia a disminuir en los próximos años; y en un nivel en crecimiento se ubican los millennials, con un 30 % a 40 %, y la Generación Z, con un 20 % a 30 %.
En el Perú, con datos al 2023, los números siguen la misma tendencia. Se observa que la Generación Z (14 a 24 años) representa aproximadamente el 15 % de la población laboral, con tendencia a crecer. La combinación de la Generación X y los millennials (25 a 44 años) constituye alrededor del 48 % de la población ocupada. Los baby boomers y generaciones mayores (45 años a más) representan aproximadamente el 37 % de la población ocupada.
Entre las generaciones antiguas y modernas existen diferencias que deben ser armonizadas para garantizar la sostenibilidad y empleabilidad laboral. Así, las generaciones más antiguas prefieren la comunicación directa, presencial y cara a cara; valoran la estabilidad laboral a largo plazo y la fidelidad a la empresa; se sienten cómodas en estructuras jerárquicas y burocráticas, y suelen entregarse en cuerpo y alma al trabajo. A menudo consideran a la nueva generación como impaciente, inexperta, poco formal y arriesgada.
En cambio, las generaciones modernas prefieren las interacciones mediante canales digitales, buscan nuevas experiencias laborales y les agrada la rotación profesional. Su estilo de trabajo es más disruptivo, en equipos polivalentes, y procuran equilibrar la vida profesional con la personal. Consideran a la generación antigua como anticuada, resistente al cambio, poco flexible y excesivamente apegada a las reglas.
1. Potencialización de competencias: Upskilling & Reskilling
A las generaciones más longevas se les debe actualizar en competencias clave como virtualidad, agilidad e innovación. A las nuevas generaciones, se les debe fortalecer en el aspecto actitudinal, promoviendo valores y cultura organizacional.
2. Flexibilización de tiempos y espacios de trabajo:
Fomentar esquemas híbridos que combinen trabajo presencial y remoto. En cuanto a espacios, promover el coworking y el uso compartido de mobiliario, lo que favorece la interacción intergeneracional.
3. Mentoría cruzada:
Los seniors pueden transmitir valores, experiencia e historia organizacional. Los jóvenes, por su parte, pueden enseñar metodologías ágiles, herramientas digitales y formas más dinámicas de trabajo.
4. Actividades de onboarding e integración:
Promover la inclusión, diversidad y valores compartidos desde el ingreso a la organización. Temas como sostenibilidad, equidad y justicia laboral deben formar parte del ADN corporativo.
5. Programas de cambio y transformación organizacional:
La integración generacional debe estar alineada con procesos estratégicos de cambio, redefiniendo misión, visión y valores empresariales según los entornos VUCA y BANI. Esto incluye nuevas estructuras organizativas (tribales, ambidiestras, holocráticas, fractales), procesos ágiles (Scrum, Kanban, Design Thinking), gestión del talento con enfoque en competencias como innovación, pensamiento crítico, autonomía y uso de herramientas de inteligencia artificial.
La renovación generacional se está dando de forma acelerada y representa un reto en los contextos VUCA y BANI. Por ello, las organizaciones deben adoptar modelos ágiles que les permitan enfrentar estos desafíos a través de un talento humano diverso, inclusivo, potenciado y renovado. Esa será su mayor fuente de generación de valor.
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