Ventajas comparativas en el sector de frutas y hortalizas

Ventajas comparativas en el sector de frutas y hortalizas

El posicionamiento del Perú como potencia agrícola se debe a una serie de ventajas absolutas, comparativas y competitivas que deben analizarse con detenimiento. A partir de ahí, pueden proponerse acciones para potenciar el desempeño del sector.

Por: Rolando Rivera el 18 Febrero 2025

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En los últimos veinte años, el sector agropecuario peruano ha crecido y se ha diversificado de una manera impresionante, sobre todo en lo referente a la producción de frutas y hortalizas para la exportación. Según estadísticas del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), el producto bruto interno (PBI) agrícola expresado en Soles del 2007, pasó de S/10 660 millones, en el 2005, a S/20 240 millones, en el 2023.  Además, si excluimos el 2023, año en que El Niño golpeó con severidad al sector, el crecimiento promedio del PBI anual agrícola fue de 3.9 %.

Estos avances se debieron a una creciente oferta exportadora de productos, como uvas, arándanos, mangos, paltas, mandarinas y espárragos.  Por ejemplo, durante el periodo antes mencionado, la producción de uvas pasó de 170 000 a un millón de toneladas. Asimismo, la producción de paltas pasó de 100 000 a un millón de toneladas y la de mandarinas, de 170 000 a 650 000 toneladas. 

Las exportaciones de estos productos también representaron un enorme incremento en el ingreso de divisas. Por ejemplo, el valor free on board (FOB) de las exportaciones de uvas frescas pasaron de USD 700 millones, en el 2015 a USD 1770 millones, en el 2023. En el caso de los arándanos, el valor FOB de los envíos al exterior pasó de USD 100 millones a USD 1670 millones en el mismo periodo. 

Posicionamiento peruano y factores clave

En la actualidad, el Perú es el primer proveedor de espárragos, quinua, maca y arándanos en el mundo. También es el segundo proveedor de uvas frescas y frijol caupí; el tercero en palta, alcachofa y jengibre; el cuarto en mango, y la lista continúa. Esta situación puede considerarse poco menos que un milagro económico. Sin embargo, es mejor dejar los milagros en el ámbito de la fe porque no existen en la economía. Lo que sí existen son agentes económicos que, en el caso peruano, gracias a su visión y emprendimiento, han invertido y desarrollado tierras que antes tenían poco o ningún valor para la producción agrícola.

Podemos preguntarnos qué factores han coadyuvado a este crecimiento sin precedentes. Según la teoría económica, un país goza de ventaja absoluta en la producción de un bien cuando puede producir una unidad del producto a un menor costo que otros países. En el caso de los productos agrícolas, este concepto está vinculado con la productividad de la mano de obra y con las condiciones y los recursos naturales que goce el país para esta producción.

Además de las capacidades y experiencia de los trabajadores del campo peruano, en el Perú se presentan condiciones favorables que se manifiestan en la productividad agrícola. Por ejemplo, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) el rendimiento del espárrago en el Perú es de 14 t/ha cuando el promedio mundial es alrededor de 5 t/ha. 

En el caso de la caña de azúcar, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) reporta que el rendimiento en el Perú es de 122 t/ha, mientras que el promedio mundial es alrededor de 70 t/ha.  Además, según el método de clasificación de Warren Thornthwaite, el Perú cuenta con 38 tipos de climas, lo que posibilita la diversidad y alta productividad de muchos productos agrícolas. Es probable, entonces, que, debido a ciertas condiciones favorables, en el Perú puedan producirse muchos productos agrícolas a menor costo unitario que en otros países. 

Caso de estudio

¿Cómo se explica que un país goce de ventajas comparativas sobre otro en la producción de un cierto bien o tipo de bienes?  Para responder esta pregunta, y basado en la teoría ricardiana, expondré un modelo de dos países (uno llamado Doméstico y otro, Foráneo) que producen dos bienes (arándanos y maíz) y cuentan con un solo factor de producción (trabajo).

Un país tiene ventaja comparativa sobre otro en la producción de un bien si el costo de oportunidad de producirlo, en términos de otros bienes, es más bajo en este país que en el otro. En la economía simplificada, antes descrita, el costo de oportunidad de los arándanos en términos del maíz es la cantidad de maíz que pudiera haberse producido con los recursos utilizados en producir una cierta cantidad de arándanos. En otras palabras, es la cantidad de maíz que la economía tendría que dejar de producir para generar una unidad más de arándanos. 

Doméstico produce arándanos con un rendimiento de 15 t/ha y requiere de 1500 horas de trabajo para producir una hectárea. También produce maíz con un rendimiento de 3 t/ha, para lo cual requiere de 600 horas de trabajo. Por su parte, la productividad de Foráneo en la producción de arándanos es de 4 t/ha y requiere de 1600 horas de trabajo para producir una hectárea, mientras produce 10 t/ha de maíz y requiere de 400 horas de trabajo para producir una hectárea. 

Tabla 1: Comparación de la producción de Doméstico y Foráneo (rendimiento y factor trabajo)

País

Doméstico

Foráneo

Rendimiento

Factor trabajo

Rendimiento

Factor trabajo

Arándano

15 t/ha

1500 horas

4 t/ha

1600 horas

Maíz 

3 t/ha

600 horas

10 t/ha

400 horas

Si Doméstico produce 15 000 kg por hectárea, para lo cual requiere 1500 horas de trabajo, entonces produce 10 kg por hora trabajada. El siguiente cuadro resume las cantidades producidas por hora en cada país y producto. 

Tabla 2: Comparación de la producción de Doméstico y Foráneo (kilogramos por horas trabajadas)

País

Doméstico

Foráneo

Arándano

10 kg por hora trabajada

2.5 kg por hora trabajada

Maíz 

5 kg por hora trabajada

25 kg por hora trabajada

El modelo ricardiano (la economía de un factor de producción) emplea la productividad del trabajo, expresada en términos de requerimiento de unidad de trabajo, y se refiere al número de horas de trabajo necesarias para producir una unidad de un cierto bien. 

En el caso de Doméstico, se requiere una hora para producir una unidad (10 kg) de arándanos y dos horas para producir una unidad (10 kg) de maíz.  Llamemos entonces aDa y aDm las unidades de trabajo requeridas en la producción de arándanos y maíz, respectivamente.  Se requiere de aDa=1 hora-hombre para producir una unidad de arándanos. Estas horas-hombre pudieran emplearse en producir 1/ aDm= 1/2 unidad de maíz. Por tanto, el costo de oportunidad de arándanos en términos de maíz es aDa / aDm = 1/2.

Visto desde otra perspectiva, si la hora que empleábamos en producir 10 kg de arándanos en Doméstico la empleamos ahora en producir maíz, vamos a producir 5 kg. Así, confirmamos que el costo de oportunidad de arándanos en términos de maíz es 1/2

La tabla 2 muestra que, en Foráneo, las unidades de trabajo requeridas para producir una unidad (2.5 kg) de arándanos se definirían así: aFa= 1. Además, las unidades de trabajo requeridas para producir una unidad de maíz se determinarían así: aFm=1/10. Como aFa / aFm= 1/(1/10)=10), en Foráneo, el costo de oportunidad de arándanos en términos de maíz tiene un valor de diez.  De lo anterior, se infiere que Doméstico tiene ventaja comparativa sobre Foráneo en la producción de arándanos, ya que  aDa⁄aDm < aFa⁄aFm. Ello equivale a decir que el costo de oportunidad de arándanos en términos de maíz es menor en Doméstico que en Foráneo. Esto indica que es más barato (en términos de maíz) producir arándanos en Doméstico que en Foráneo.

Para determinar el nivel de producción en un determinado país, tenemos que referirnos a los precios relativos de esta economía simplificada de dos bienes, es decir, al precio de un bien en términos del otro. Como en este modelo existe un solo factor de producción, los precios de los productos pagan los salarios de la mano de obra en su totalidad y los trabajadores producirán el producto que tiene mayor precio relativo.

El precio de los arándanos es Pa y el precio del maíz es Pm. Si toma aDa=1 hora-hombre producir una unidad de arándanos, y considerando que no hay otro factor de producción más que el trabajo, entonces el salario por hora en la producción de arándanos será lo que el trabajador puede producir en una hora, multiplicado por el precio, es decir, Pa/aDa. De igual manera, el salario por hora en la producción de maíz será Pm/aDm. Si Pa/Pm>aDa/aDm, los salarios en la producción de arándanos serán mayores que en la producción de maíz y la economía se especializará en la producción de arándanos. 

Por lo expuesto, Doméstico se enfocará en producir arándanos si el precio relativo de esta fruta excede su costo de oportunidad en términos de maíz. Asimismo, se especializará en la producción de maíz si el precio relativo de los arándanos es inferior a su costo de oportunidad en términos de maíz.

Explorados estos conceptos, diremos ahora que no es condición suficiente para determinar el patrón de comercio que un país goce de ventajas absolutas en la producción de un bien. Hay que tomar en consideración otros elementos económicos en la producción de los bienes en ambos países. En nuestro modelo, ante la ausencia de comercio, el precio de los arándanos y del maíz se establece según los requerimientos de unidades de trabajo en cada país. Cuando las economías son abiertas, los precios relativos determinan la oferta de cada bien en cada país y el intercambio comercial entre países.

El Perú se ha convertido en el principal productor de arándanos del mundo, pero debe importar maíz (sobre todo de Estados Unidos) para cubrir su consumo interno. En ese sentido, es razonable asumir que Estados Unidos tenga ventajas comparativas sobre el Perú en la producción de maíz, pero que el Perú tenga ventajas comparativas sobre Estados Unidos en la producción de arándanos. Queda como reto para el sector académico hacer los estudios pertinentes y determinar empíricamente si esta hipótesis es válida.

Ventajas competitivas

Aparte de lo antes expuesto, existen otras condiciones para que un país exporte de forma satisfactoria un bien o un grupo de bienes. Es obvio que las economías modernas producen más de dos bienes y tienen más factores de producción, además del trabajo. Por lo tanto, existen relaciones económicas bastante más complejas que habría que analizar.  Por citar un ejemplo, existen políticas públicas que pueden incentivan o desincentivar la producción de ciertos bienes, lo cual, en muchos casos, determina los patrones de comercio. 

En economías modernas y complejas, la exportación de productos en el largo plazo está a menudo relacionada con las ventajas competitivas que el país goce. La influencia que estas ventajas tengan sobre la producción eficiente de ciertos bienes difiere de industria en industria, pero suele estar vinculada con la diferenciación y la reducción de costos. 

Michael Porter argumenta que las fuentes de ventajas competitivas no se limitan solo a la producción del bien en sí, sino que involucran a toda la cadena de valor, lo que incluye la adquisición de insumos, la producción propiamente dicha, el transporte y almacenaje, el marketing y las ventas, y los servicios posventa. Una compañía o un país puede ganar ventajas competitivas en cualquiera de estos eslabones. Por ello, es imprescindible que la cadena de valor sea gerenciada como un sistema, no como una colección de partes separadas.

Las ventajas competitivas se ejercen sobre las fuerzas que determinan la competencia en la industria. A decir de Porter, dichas fuerzas son la amenaza de entrada de nuevos competidores, el poder de negociación de los proveedores, el poder de negociación de los compradores, el grado de rivalidad entre los competidores y la amenaza de productos o servicios substitutos. 

Para citar un ejemplo de cómo enfrentar estas fuerzas vis a vis, las ventajas competitivas en el contexto de las exportaciones peruanas de frutas, un mal enfoque sería considerar rival a otro exportador peruano del mismo producto. En mayor o menor grado, todos los exportadores peruanos de un producto agrícola, digamos arándanos, son socios en el esfuerzo por ganar participación de mercado a los productores de otros países. 

De igual modo, se puede argumentar que los productores peruanos podrían asociarse para comprar insumos agrícolas y ganar poder de negociación frente a los proveedores extranjeros. Esta posibilidad también se vincula a las economías de escala, como una fuente importante de ventajas competitivas. Si el país, como unidad socioeconómica, produce y exporta más productos agrícolas, puede ganar eficiencia por volumen tanto en la adquisición de insumos como en la logística doméstica e internacional, y en el marketing y las ventas. 

Los pilares de las ventajas competitivas son la reducción de costos y la diferenciación. Los productores peruanos deberían enfocar sus esfuerzos en ganar competitividad y mercados a través de estas herramientas estratégicas. La diferenciación, que es la capacidad de ofrecer mayor valor en términos de calidad, características especiales o servicios posventa, puede incluir la posibilidad de ganar eficiencia en las cadenas de distribución y escoger de manera adecuada los tipos de compradores a servir o las áreas geográficas a cubrir. La reducción de costos, por su parte, puede vincularse a las economías de escala a nivel país y al incremento de productividad a lo largo de la cadena de suministro. 

Retos para cada actor involucrado

El Perú ya está bien posicionado en el sector de frutas y hortalizas. Sin embargo, para continuar su expansión y crecimiento es necesario ganar nuevos mercados o expandirse en mercados en los que siga agregando valor. Para ello, el sector privado debe mantener la inversión en agricultura, sobre todo en investigación y desarrollo, y en la aplicación de nuevas tecnologías que incrementen la eficiencia y productividad.

Por su parte, el Gobierno central y los Gobiernos locales deben proveer estabilidad jurídica y fiscal que permita el planeamiento y la inversión a largo plazo en proyectos agrícolas. También deben ser una fuente confiable de datos precisos e información detallada que puedan usarse al servicio del sector. Esto implica que, para incrementar el valor del sector agrícola, la inversión privada debe ir acompañada de inversión pública en infraestructura física y virtual, así como de una burocracia profesional y técnica que sirva a los intereses del país con objetivos de largo plazo.

Por el lado de la academia, sería de gran beneficio contar con estudios y análisis teóricos y empíricos referentes a las teorías económicas de competitividad y productividad. Asimismo, se requiere disponer de modelos matemáticos que usen los datos de instituciones técnicas, públicas y privadas, para fines prácticos, como la reducción de los riesgos o el incremento de la eficiencia de las empresas agrícolas.

Debemos estar orgullosos por los logros del sector agrícola peruano en un periodo de tiempo relativamente corto, pero la carrera por la competitividad internacional no tiene una meta, sino que es un proceso interminable de mejora continua. En este proceso debemos dirigir un esfuerzo mancomunado para continuar con el crecimiento y desarrollo del sector. ¿Qué otros desafíos añadirías? Déjanos tu opinión.

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Debemos estar orgullosos por los logros del sector agrícola peruano en poco tiempo, pero también recordar que la carrera por la competitividad es un proceso interminable de mejora continua.

Rolando Rivera

Master of Science en Economía Agrícola por la Humboldt Universität zu Berlin (Alemania) y Master en Administración de Negocios por la University of Liverpool (Gran Bretaña). Bachiller en Economía por la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Profundo conocimiento en el desarrollo de soluciones complejas a lo largo de la cadena de valor agrícola. Amplia experiencia en desarrollo de negocios y manejo de cuentas a nivel local, regional y global. Sólidos conocimientos en el desarrollo de protocolos y estandarización de procesos operativos. Perfil internacional y experiencia multicultural habiendo desarrollado actividades profesionales en más de 50 países. Se ha desempeñado como colaborador en el Departamento de Economía Agraria Cuantitativa de la Humboldt Universität zu Berlin (Alemania), elaborando material didáctico e implementando tutorías en los campos de la econometría y las matemáticas. Actualmente es consultor independiente en temas vinculados a la gestión de riesgos agrícolas.

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