¿Cómo gestionan las empresas la calidad de los productos o servicios que ofrecen? A menudo, cuando pensamos en los procesos de control de calidad, solemos evocar una visión clásica en la que miles de productos son fabricados y un gran porcentaje de estos son descartados por no superar las pruebas requeridas. Sin embargo, existen otros métodos, mucho más eficaces y rentables, que las empresas pueden utilizar para asegurar la calidad de su producción.
El término Sigma, de origen griego, se utiliza en la estadística para medir la dispersión y calcular la desviación de un proceso de la perfección. Con el Six Sigma, lo que se busca es conocer la cantidad de defectos que existen en un proceso para luego elaborar un procedimiento sistemático que permita reducirlos al mínimo. El objetivo final es alcanzar la perfección por medio de la eliminación total de los defectos. Si bien se trata de una meta difícil de cumplir, al menos ayuda a establecer un parámetro a seguir por las empresas para la optimización de sus procesos.
El beneficio más destacable de la metodología Six Sigma es que permite reducir costos de producción al producirse menos rechazos. Asimismo, contribuye a una mejora en la gestión de la calidad, permitiendo a las empresas optimizar sus procesos y mejorar la calidad de los productos y servicios ofrecidos a los clientes.
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Las dificultades para mantener la oferta de energía eléctrica al mismo nivel que la demanda puede tener un grave impacto en todos los actores del mercado. Es crucial analizar por qué se produce esta situación y qué medidas deberían tomarse al respecto.
Carlos Aguirre, profesor de los Programas del área de Finanzas de ESAN, alertó en su más reciente columna en Gestión, que la economía de EE.UU. muestra señales de riesgo por su alto déficit fiscal (6.4% del PBI) y deuda récord (121.9% del PBI). Estos desequilibrios, similares a los que provocaron crisis en países emergentes, exigirían correcciones inmediatas para evitar un colapso económico.
Otto Regalado, docente del MBA y jefe del área académica de Marketing de ESAN, cuestionó en Gestión si el nuevo aeropuerto Jorge Chávez cuenta con protocolos de seguridad para emergencias, señalando que su enfoque en confort y estética contrasta con la falta de señalización clara de rutas de evacuación y planes de contingencia. Advirtió que, sin un mando unificado ante crisis ni simulacros periódicos, este proyecto emblemático podría poner en riesgo a los usuarios.