En nuestro inconsciente entendemos a la moda como algo trivial y superficial, y es que solo nos muestran la parte glamorosa de esta industria, las grandes pasarelas, las revistas y eventos. Es decir, nos venden la idea que adquirir un producto nos hace sentir mejor, y esto solo con la finalidad que lo compremos ¿o es que acaso adquiere un producto que lo haga infeliz o lo ponga triste?

Valor y reconocimiento

Así como pasó con la gastronomía peruana, que obtuvo reconocimiento gracias a Gastón Acurio, la carrera de diseño de moda, que ha sido subvaluada en nuestro país por mucho tiempo, está empezando a ser valorada. De un tiempo a la fecha existen cada vez más universidades e institutos que enseñan y profesionalizan la carrera de moda. Pero, ¿por qué no pasó antes?

A veces uno no ve lo que debe. En el Perú existe y ha existido moda. Un ejemplo son las empresas que forman parte del emporio de Gamarra, reconocido a nivel sudamericano y dónde grandes marcas internacionales como Lulemon o Calvin Klein piden por encargo la fabricación de prendas. Además, los peruanos, son un público consumidor de fast fashion así como también compran moda sostenible o rescatan prendas y/o accesorios con diseños típicos como ocurre en el mercado Indio por citar un ejemplo.

Ser abogados de la moda consiste precisamente en comprender el negocio y asesorar a los clientes que pertenecen a esta industria.

Pero, ¿Qué necesidad existe para que los abogados analicen la moda? No todo lo que brilla es oro, y en el detrás de escena de la industria, las empresas necesitan abogados especializados para que resuelvan sus problemas. A la fecha abundan dificultares ocasionadas por la informalidad, explotación laboral, contaminación ambiental, falta de incentivos tributarios y mecanismos alternativos de financiamiento y expansión, entre otros.

Una industria con gran potencial

Es necesario que el Perú avance y la industria textil y de moda tiene mucho potencial de desarrollo que favorecerá al crecimiento del país. Es necesario, sin embargo, que esta crezca de manera planificada y ordenada, y es ahí donde los abogados deben intervenir. Ser abogados de la moda consiste precisamente en comprender el negocio y asesorar a los clientes que pertenecen a esta industria. Son miles los peruanos que se dedican a esta industria, pero nadie se ha fijado realmente en ella.

A la fecha veo un divorcio entre la industria textil y la moda porque parece que fueran dos industrias separadas e independientes, que cada una trabaja por su lado, cuando debería ser todo lo contrario, deberían ser como un matrimonio, en el que se complementan, unen sus fuerzas y forman un solo equipo, dado que se necesitan mutuamente, los fabricantes necesitan de diseñadores para vender sus prendas así como los diseñadores necesitan de los insumos de los fabricantes para producirlas.

Un ejemplo perfecto es lo que ocurrió el año pasado cuando Perú clasificó al mundial y las ventas de camisetas de fútbol se incrementaron de manera exponencial. Todos querían usar una camiseta y expresar su patriotismo por lo que Gamarra arrasó con las ventas e incluso se la acabó la tela para hacer más polos de la selección. Diseñadores como Yirko Sivirich incluyeron en sus propuestas escudos y símbolos patrios que tuvieron gran acogida en el mercado.

En el Perú existe talento y cada vez hay más gente que se anima a dedicarse a este sector ya sea como fabricantes, empresas textiles, exportadores, diseñadores, fashion retailers, influencers, entre otros. Tal vez haya mucha tela por cortar y temas por debatir, pero sugiero presentar propuestas normativas que promuevan al sector textil y de moda a nivel nacional e internacional, lo que impactaría positivamente en la economía peruana para beneficio de nuestrasociedad. Allí se encuentra nuestra labor.

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