Para aumentar su valor, las compañías mineras deben recuperar la confianza de los inversionistas, adoptar modelos de negocio más sostenibles e implementar nuevas tecnologías que minimicen el impacto negativo en la sociedad y el medioambiente.
Después de tres años complicados, debido a la pandemia de la Covid-19, la industria minera ha demostrado gran capacidad de recuperación. Este crecimiento fue posible gracias al incremento en los precios de los commodities, el crecimiento de las ventas y el rendimiento de los dividendos. Sin embargo, todavía le queda pendiente superar muchos retos para aumentar la generación de valor.
Las empresas del sector aún tienen dificultades para agregar valor y asegurar mejores retornos a la inversión de sus accionistas. Contar con los mejores yacimientos del mundo no basta y los precios de las acciones en el sector han registrado niveles considerables de volatilidad durante los últimos años.
Pese a estas dificultades, las compañías mineras de todo el mundo muestran una confianza renovada, una menor preocupación por el exceso de capacidad instalada y una tendencia evidente hacia la electrificación. Su mayor reto es adoptar un enfoque disciplinado que les permita recuperar la confianza de los inversionistas.
Los fondos de inversión presionan cada vez más a las empresas mineras a demostrar su compromiso con el cambio climático. Un ejemplo concreto es el retiro de grandes inversiones de los productores de carbón y de las empresas de energía que usan este recurso. Ello explica por qué el retorno a la inversión de este commodity fue negativo para casi todas las compañías, según la consultora BCG.
Hoy los ejecutivos de minería entienden el poder de las fuerzas externas en su negocio. Solo podrán maximizar sus posibilidades de llegar a la cima si planifican diferentes escenarios y consideran todo lo que necesitarán para superar el ciclo de retorno negativo en cuanto a estrategia competitiva, avance digital y transformación interna, demás de moldear su futuro escenario socioambiental.
Miguel Cardozo, director del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, afirma que el desarrollo tecnológico en la minería se orienta, por historia, a formar equipos y diseñar procesos para optimizar las operaciones y mejorar la gestión ambiental. La llegada de la Covid-19 aceleró este proceso a fin de incrementar la capacidad de manejo, análisis e integración de grandes volúmenes de datos.
Entre las tendencias actuales en tecnología minera, podemos destacar el uso creciente de energías renovables, la remediación sostenible, la electromovilidad, y la creación de clusters y encadenamientos productos. Ello no solo permite a las mineras impulsar una diversificación económica que amplíe su base productiva, sino que mejora la calidad de vida de la población en general.
En conclusión, la creación de valor en una compañía minera dependerá de los recursos que posea, la tecnología que haya implementado y una correcta gestión empresarial. Solo así podrán dejar atrás la complicada situación económica, producto de la pandemia, y mirar con más optimismo el futuro.
Fuentes bibliográficas
BCG. (2016). Restoring Investor Confidence.
IPE. (Junio de 2017). El valor agregado de la minería en el Perú.
Pese a estas dificultades, las compañías mineras de todo el mundo muestran una confianza renovada, una menor preocupación por el exceso de capacidad instalada y una tendencia evidente hacia la electrificación. Su mayor reto es adoptar un enfoque disciplinado que les permita recuperar la confianza de los inversionistas.
Asesor de empresas de los sectores retail, servicios tecnológicos, consumo masivo, salud y pesca. Consultor en valorización de empresas, fusiones y adquisiciones, evaluación de planes de negocio/proyectos de inversión, estructuración y captación de financiamientos. Co-fundador de empresas de base tecnológica del sector retail y finanzas. Ph. D. (c) en Gestión Estratégica por el Consorcio de Universidades. MBA por ESAN, Economista por UNMSM. Especializaciones en Finanzas Cuantitativas, y Data Science.
Las tecnologías de la información (TI) pueden reforzar la seguridad interna de las organizaciones, pero su implementación debe evaluarse con cuidado para garantizar una relación costo-beneficio aceptable.
Cada empresa dispone de muchas opciones para gestionar su excedente de efectivo. En el contexto peruano, si bien las compañías son muy conservadoras, existen opciones más riesgosas, pero con rendimiento más atractivo a mediano y largo plazo.