Para las empresas, tomar decisiones importantes es más complicado cuando no pueden proyectar los posibles resultados. Es necesario recurrir a herramientas sencillas, pero efectivas, como el árbol de decisiones, que permite visualizar el impacto de cada decisión para definir el plan de acción más adecuado. Si aún no sabes aplicarlo en la gestión de proyectos de tu negocio, presta atención a las siguientes recomendaciones.
El árbol de decisiones facilita que las empresas elijan qué acciones priorizar y cuáles descartar. Asimismo, permite a los equipos de trabajo diseñar estrategias más efectivas, potenciar su planificación a largo plazo y visualizarla con claridad y concisión. Incluso, ayuda a los profesionales a tomar decisiones en su vida cotidiana. Entre sus principales beneficios, podemos destacar:
Versatilidad. Permiten planificar desde las decisiones más sencillas y cotidianas hasta las más complejas y que involucran a varias áreas y niveles de una organización.
Facilidad de edición. La disposición de los datos en el esquema facilita su modificación y actualización, por lo que resulta idóneo para equipos de trabajo que requieren adaptarse rápido a los cambios.
Variedad de datos. Permiten mostrar una variedad bastante amplia de datos categóricos o numéricos, lo que permite aplicarlos a diversos contextos.
Resultados precisos. Facilitan un análisis más preciso de los resultados y las consecuencias de las distintas elecciones que se tomen.
No obstante, también es importante precisar que estos esquemas son inestables, ya que cualquier cambio pequeño puede implicar su completa reestructuración. Asimismo, pueden ser ligeramente inexactos respecto a las consecuencias de cada decisión en la vida real y, por eso mismo, puede no ser ideal para realizar cálculos demasiado complejos con ciertos tipos de variables.
Antes de explicar a fondo el funcionamiento del árbol de decisiones, es importante precisar otro concepto: el valor monetario esperado (EMV, por sus siglas en inglés). Se trata del valor estimado de un resultado, el cual se expresa en términos monetarios y es imprescindible para la gestión y evaluación de riesgos asociados a los proyectos.
El objetivo del EMV es identificar los posibles resultados generados a partir de un riesgo dentro del proyecto y cuantificarlos en términos monetarios. Así, los gestores podrán tomar decisiones más acertadas para mitigar estos riesgos. Por ejemplo, si son muy altos, será mejor invertir en medidas preventivas para evitarlos o reducirlos, y, si son muy bajos, convendrá aceptarlos y planificar una respuesta apropiada.
Para calcular el EMV, hay que multiplicar la probabilidad de que ocurra un riesgo por su propio impacto monetario en el proyecto. Este proceso puede realizarse mediante software especializado, herramientas analíticas, calculadoras y hojas de trabajo. Así, los gestores podrán comparar con precisión cada riesgo posible, según su nivel de gravedad.
Los árboles de decisiones permiten estudiar sobre los diversos resultados a los que conducirá una disyuntiva importante. Suelen iniciar con un nodo desde el que surgirán diversas ramas, que representan las acciones o respuestas a una pregunta. A su vez, cada rama conduce a otro nodo que representa otra elección derivada del nodo original.
Estos esquemas emplean formas y símbolos estandarizados, lo que facilita compartirlos entre diversos grupos y que todos los entiendan. Entre los más importantes, podemos mencionar:
Ramas. Son líneas que indican el camino hacia una posible acción o un posible resultado.
Los nodos de decisión. Suelen ser cuadrados e indican que es necesario tomar una decisión.
Los nodos de azar. Suelen ser circulares y aluden a una decisión con diversos resultados inciertos.
Los nodos finales. Suelen ser triangulares y muestran el resultado de una decisión.
Fuente: Lucidchart
Puedes dibujar un árbol de decisión en un papel, una pizarra o mediante el software de tu preferencia. Una vez que hayas escogido el medio, sigue estas indicaciones:
Dibuja un recuadro diminuto (nodo) que represente la decisión principal y, desde ahí, una línea hacia la derecha (rama) para cada solución o acción posible. Etiqueta tanto el nodo como la rama.
Agrega nuevos nodos de decisión y azar para ampliar el árbol. Usa un nodo cuadrado si es otra decisión necesaria y uno circular cuando es una elección incierta. Si el problema se resolvió, déjalo en blanco por ahora.
Dibuja posibles soluciones y resultados desde cada nodo de decisión, sea cuadrado o circular. Si quieres analizar tus alternativas de forma numérica, incluye las probabilidades de cada resultado y los costos de cada acción.
Expande el árbol hasta que cada rama alcance un extremo. Ello significará que no existen más decisiones por tomar. Añade triángulos para indicar los extremos y asigna a cada resultado posible un valor financiero o una puntuación abstracta.
Calcula los valores monetarios o cuantitativos que estén relacionados con los resultados de cada decisión. Una vez definidos los costos de los resultados y la probabilidad de que ocurran, podrás calcular el EMV antes mencionado.
Al seguir estos pasos, lograrás diseñar un árbol de decisión completo que te permitirá analizar cualquier tipo de elección que afrontes, ya sea personal o profesional.
Fuentes consultadas:
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