Los beneficios del Rally Dakar, que se organizó por primera vez solo en nuestro territorio, a largo plazo alcanzan a diversos sectores, pero para hacer realidad todo el potencial con el que cuenta el país es necesario también enfocarnos en los posibles límites con el que nos enfrentamos, y hay uno transversal y trascendental.
Un primer reto es diversificar la propuesta turística del Perú, asociada, culturalmente, a la cultura andina. Se deberían alentar las virtudes de selva y, sobre todo, de la costa, donde se realizó la competencia, con sus preciosas playas y, tan importante como ello, la adecuada oferta hotelera y de servicios que las rodean.
Otro ámbito a destacar es la gastronomía local. Sin embargo, no basta con mostrar la comida típica de la costa, sino también la de otras regiones para ampliar la carta. Hay que trabajar fino en la mejora continua de los estándares de atención, que juega en pared con la amabilidad tradicional de los peruanos.
Por el lado cultural/comercial, los realizadores de películas y series puedieron descubrir, en las transmisiones del Dakar por TV, zonas geográficas del Perú donde podrían grabar sus próximas producciones.
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Fuente: Gestión