
Ernesto Cuadros, director de la Maestría en Finanzas de ESAN, analizó en Gestión las proyecciones de J.P. Morgan para la próxima década, que redefinen la política económica. Advirtió que destacarán tendencias que se traducirían en una inflación estructuralmente más alta y tasas de interés reales positivas, impactando la valuación de proyectos y la rentabilidad de acciones, bonos y crédito privado. Conoce más sobre estos temas en la conferencia “La innovación en la economía y las finanzas: mercados bancario, financiero y de capitales” que se realizará el próximo jueves 20 de noviembre. ¡Inscríbete aquí!
En los últimos dos años, América Latina ha experimentado elecciones y cambios políticos que han centrado el análisis económico en variables de corto plazo, como el crecimiento, la volatilidad de los tipos de interés y la inflación. Las políticas económicas actuales priorizan medidas inmediatas para estabilizar la producción y el empleo.
Sin embargo, el largo plazo es una variable fundamental a tomar en cuenta en la política económica, dentro de un entorno de creciente transformación digital e inteligencia artificial. Si su uso favorece a la región, se podrá consolidar una nueva matriz productiva integrada a la economía mundial y alcanzar un crecimiento basado en la productividad, y no solo en la explotación de recursos naturales.
Desde ese punto de vista, resulta oportuno evaluar algunas de las tendencias del capital de largo plazo que J.P. Morgan ha desarrollado detalladamente en su 30.ª edición anual del informe 2026 Long-Term Capital Market Assumptions, donde presenta su visión de la economía y las finanzas para los próximos 10 a 15 años.
En dicho documento se abordan, entre otros temas, dos grandes variables de largo plazo que serán fundamentales para entender y proyectar la dinámica económica y financiera de personas, empresas y países en el siglo XXI.
La primera de ellas es lo que denominan un creciente nacionalismo económico, que estaría sustentando, a largo plazo, medidas como la imposición de aranceles, los subsidios internos a la producción doméstica, el control de las exportaciones tecnológicas hacia países con geopolítica distinta y una mayor restricción en los mercados laborales, producto de la limitación de la migración. Para J.P. Morgan, este es un fenómeno global que abarcará tanto los mercados de Estados Unidos y Europa como los de Asia y Latinoamérica.
La otra tendencia de largo plazo que señala este informe es el activismo fiscal, que implica un incremento del dinamismo de la política fiscal como elemento central de la política económica. Esto, en un entorno de altísimos niveles de endeudamiento generalizado en los países desarrollados, generará que las valuaciones de los instrumentos financieros de estos países deban incorporar primas de riesgo más altas en sus rendimientos.
Adicionalmente, el informe señala que la inflación será más alta que en los últimos 30 años y de manera estructural, debido a que las políticas monetarias se tornarán más expansivas y con alta probabilidad de no controlar la inflación dentro de los rangos meta. Esto llevará a que el nivel de las tasas sea más “normal” respecto al pasado, con tasas de interés reales nuevamente positivas. Por tanto, la evaluación financiera de nuevos proyectos tendrá que considerar tasas de descuento más altas, así como una mayor incertidumbre sobre precios y producción. Asimismo, se generarán problemas en las tasas de crecimiento de las economías con restricciones de trabajo debido a la migración o al envejecimiento de la población.
El informe destaca que las acciones seguirán impulsando la rentabilidad, principalmente por los dividendos y los cambios estructurales derivados de la inteligencia artificial. En cuanto a los bonos, aunque el mercado será más volátil debido a la incertidumbre en las tasas, se espera que su rentabilidad aumente por las tendencias inflacionarias; por ello, los riesgos relacionados con la duración y el retorno ajustado a la volatilidad también crecerán.
Por otro lado, un elemento importante de este trabajo es la necesidad cada vez más imperiosa de incorporar en los portafolios un porcentaje significativo de crédito privado, lo que dinamizará los mercados de private equity y venture capital, así como los instrumentos alternativos derivados de activos reales. Se considera que estos mejoran la volatilidad y la cobertura frente a la inflación, y tendrán un peso mayor en los portafolios de manera gradual.
¿Cuáles serán los efectos en las políticas económicas de América Latina? ¿Cuáles son los retos que este nuevo entorno proyectado a 10 o 15 años plantea para el Perú? Estos serán los temas que abordaremos en la próxima entrega de este trabajo.
Conoce más sobre el futuro de las finanzas en el evento “La innovación en la economía y las finanzas: mercados bancario, financiero y de capitales” que se realizará el próximo jueves 20 de noviembre. ¡Inscríbete gratis aquí!
Lee la nota completa aquí.