Una empresa es, ante todo, un sistema social integrado por seres humanos. Para dirigirlas de manera eficiente, es crucial entender su funcionamiento interno, es decir, cómo piensan y actúan sus trabajadores. En ese sentido, el conocimiento del comportamiento organizacional permitirá a los líderes potenciar el crecimiento de la fuerza laboral y resolver posibles conflictos antes de que se salgan de control, entre otros beneficios.
El comportamiento organizacional puede desagregarse en tres niveles:
Individual. Abarca el comportamiento particular de cada persona y brinda una microperspectiva con enfoque psicológico. Ello implica un análisis de la personalidad, la motivación, la percepción y la satisfacción del colaborador.
Grupal. Se orienta hacia el comportamiento de los equipos de trabajo y ofrece una perspectiva parcial de la conducta organizacional. El análisis comprende el funcionamiento general de cada equipo, la forma en que toman decisiones y otras dinámicas particulares que tuviesen.
Organizacional. Comprende el comportamiento general de la organización y brinda una macroprespectiva sobre la conducta de toda la fuerza laboral. El análisis abarca aspectos como la comunicación interna, el comportamiento de los líderes y el manejo del estrés y los posibles conflictos, entre otros aspectos.
Existen diversas teorías sobre el comportamiento organizacional, pero todas coinciden en su importancia para gestionar y evaluar a los grupos de personas que integran el ambiente y el clima organizacional. Asimismo, establecen tres pilares esenciales:
La personalidad. Repercute de forma directa en la manera en que un colaborador interactúa con el resto de sus colegas y realiza su trabajo. Entender la personalidad de los trabajadores mediante exámenes y conversaciones permite comprobar si encajarán en los roles que se les asignen.
El poder. Es importante que los altos cargos sigan las directrices éticas y apropiadas para exhibir su autoridad ante el resto de colaboradores. El respeto a estos protocolos es vital para mantener la cohesión empresarial.
El liderazgo. Los líderes pueden seguir muchos tipos de enfoques (focalizado, descentralizado, orientado a la toma de decisiones, etc.), pero su rol siempre será clave para desarrollar un comportamiento organizacional que aumente o disminuya la motivación laboral.
Para mejorar el comportamiento organizacional de un negocio, es importante mantener motivados a los trabajadores mediante beneficios relacionados con su desempeño y con los ambientes donde laboran. En ese sentido, aconsejamos seguir las siguientes pautas:
Define tus objetivos. Establece metas a cumplir para los colaboradores, de manera que cada uno aporte al logro de los objetivos empresariales. Estas metas pueden definirse mediante conversaciones con los trabajadores, a fin de que se sientan más valorados.
Mejora el espacio de trabajo. Es importante que los empleados laboren en un ambiente cómodo y agradable para mejorar su moral y su comportamiento. Ello puede implicar modificaciones en las oficinas, las salas de reuniones y otras áreas comunes.
Ofrece incentivos. Recompensa a los empleados que aumenten su productividad y cumplan un mayor número de metas. Los incentivos pueden incluir días libres, bonos, obsequios, notas de agradecimiento y giftcards.
Una empresa con buen comportamiento organizacional podrá optimizar su rendimiento general y fomentar el desarrollo profesional y personal de su fuerza laboral.
Fuentes bibliográficas:
Doctora en Ciencias Económicas (Ph.D. in Economics) - WHU - Otto Beisheim Graduate School of Management, Koblenz, Alemania. Magíster en Administración - ESAN, Lima, Perú. Ingeniera Industrial - Universidad de Lima, Lima, Perú. Profesora de Liderazgo y Comportamiento Organizacional (MBA y Maestrías Funcionales). Profesora de Gerencia Estratégica (MBA y Maestrías Funcionales). Miembro del Área Académica de Administración. Actualmente es decana de ESAN Graduate School of Business.
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