Los inversionistas institucionales adoptan la forma de fondos de pensiones, compañías de seguros y fondos de inversión, entre otros. Ellos desempeñan un rol importante en la regulación y el desarrollo de los mercados financieros, ya que gestionan grandes cantidades de activos financieros en nombre de sus clientes. Todo ello bajo políticas de inversión objetivas, prácticas de gestión y altos estándares de transparencia y cumplimiento.

Influencia en el mercado

La enorme cantidad de recursos que gestionan los inversionistas institucionales les brindan la posibilidad de influir en el precio de las acciones y otros instrumentos. De esta forma, facilitan que la formación de precios sea más eficiente, ya que pueden analizar y evaluar, por cuenta propia y con detalle, a las empresas y los mercados en los que invierten.

La formación de precios también es apoyada por los informes de los analistas bursátiles, quienes evalúan y emiten recomendaciones tanto sobre acciones como otros valores que se negocian en bolsa. Ello influye en la percepción de los inversores sobre el desempeño futuro de las empresas, lo cual puede afectar al precio de sus acciones.

Un mercado más eficiente

Los inversionistas institucionales también pueden promover la eficiencia y transparencia del mercado y las empresas. Asimismo, mediante el denominado activismo, emplean su capacidad de influir para generar cambios en temas de relevancia para la sociedad. Dicho activismo se materializa en el ejercicio del poder de voto en las juntas directivas o a través de la presentación de propuestas de accionistas que buscan generar cambios. Por ejemplo, en el fomento de prácticas empresariales responsables y sostenibles; como la transparencia y la gestión del riesgo ambiental, social y de gobierno corporativo (ESG).

Florencio Lopez de Silanes, Joseph McCahery y Paul Pudschedl encuentran que las inversiones de los inversionistas institucionales están fuertemente influenciadas por factores ESG. Sin embargo, cuando se trata de poseer grandes bloques de acciones, no se considera la puntuación total de los factores ESG, sino el efecto individual de estos. Como resultado, la inversión está positivamente influenciada en la dimensión de gobernabilidad, pero muy poco en las dimensiones de ambiental y de sostenibilidad.

En conclusión, los inversionistas institucionales pueden ayudar a regular los mercados financieros al influir en las políticas y regulaciones que rigen su comportamiento. Además, proporcionan una fuente importante de financiamiento a empresas y proyectos en crecimiento. Adicionalmente, pueden brindar liquidez al mercado, lo cual ayudará a garantizar una mayor eficiencia y estabilidad.

¿De qué otras formas piensas que los inversionistas institucionales pueden lograr cambios en la sociedad? Déjanos tu opinión.

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