En relación a que Trujillo se ha posicionado en el top 3 de las ciudades más caras del Perú, Sandor Lukacs de Pereny, profesor del MBA de ESAN, analizó en La Industria el porqué del alto costo de vida y cómo evolucionaría de aquí a unos meses.
Los trujillanos sufren a diario una deficiencia en la gestión del tráfico debido a la congestión que trae consigo horas de trabajo perdido. A esto se suma el hecho que, de cada 10 vecinos, solo cinco pagan sus arbitrios de acuerdo con data proporcionada por la SATT. Es decir, se tiene un 50% de morosidad, a diferencia de años anteriores que era el 30%. Como consecuencia, se tiene una deficiente gestión de la basura puesto que, en los últimos años, Trujillo ha devenido en una suerte de botadero de residuos de todo tipo.
Adicionalmente, según cifras correspondientes al último reporte del INEI de junio, la inflación en varias ciudades del país cayó hasta 0.88 %. Entre ellas figura Trujillo, la cual registra su primera variación negativa en el año. Sin embargo, la ciudad de la eterna primavera continúa liderando el ranking de las tres ciudades con mayores tasas de inflación anual con 9.75 %, seguida por Ica con 8.35 % y Cajamarca con 8.16 %. En resumen, en los dos últimos años, Trujillo figura como una de las tres ciudades más caras del país.
Por su parte la Cámara de Comercio de la Libertad señaló que la inseguridad ciudadana está afectando también a la economía de esta ciudad ya que existe un 35% de personas que han dejado de pagar servicios en restaurantes u hoteles por el temor a ser asaltado. Como resultado, los propietarios de estos locales han tenido que subir los precios de sus productos y servicios a fin de compensar dicha caída.
Resulta pertinente mencionar, además, que el 19 de julio se anunció la marcha denominada ‘Tercera Toma de Lima.’ Dicha manifestación contará con la participación de algunas organizaciones civiles, como rondas campesinas y gremios sindicales quienes confirmaron su presencia en esta movilización. Esta ciertamente podría seriamente repercutir en el libre tránsito de los alimentos y, por ende, generar desabastecimiento en los mercados por posibles bloqueos en la Panamericana Norte. Asimismo, adicional al encarecimiento que ocasionaría el fenómeno de El Niño, a fin de año, se sumarían los efectos potenciales del ciclón Yaku.
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