¿Quiénes son los expatriados digitales?

¿Quiénes son los expatriados digitales?

Enrique Louffat, profesor principal de ESAN, compartió en el diario Gestión valiosos conceptos sobre los expatriados digitales, destacando las principales diferencias entre ellos y los llamados nómadas digitales.

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En su concepción tradicional, se define como expatriado al trabajador que desempeña sus funciones laborales, ya sea de forma permanente o durante periodos de contratación específicos, en un país distinto al de su origen, residencia habitual o al de la sede matriz de la empresa. Aquí existen algunas tipologías básicas:

a) Cuando el expatriado comparte la nacionalidad de la sede matriz de la empresa.

b) Cuando el expatriado tiene una nacionalidad distinta a la de la sede matriz de la empresa.

Algunas de las principales razones que motivan a un trabajador a considerar esta posibilidad laboral son:

  • Conocer nuevas culturas: La expatriación ofrece al trabajador la oportunidad de explorar la historia, valores, costumbres, comportamientos y estilos de vida diferentes, lo que enriquece su perspectiva como ciudadano global y amplía su cultura general.
  • Aprender nuevos idiomas: Vivir en un país extranjero facilita el aprendizaje de idiomas, permitiendo una comunicación más fluida y una mejor comprensión de las personas de otras regiones. Esto incluye tanto las estructuras gramaticales y formales (sintaxis, semántica y fonética) como el lenguaje popular y coloquial.
  • Desarrollo profesional: La experiencia internacional es una valiosa adición al currículum, ya que fortalece habilidades como el análisis, la comprensión de realidades diversas y la adaptabilidad, elementos clave para el crecimiento profesional.
  • Mejora de remuneraciones y compensaciones: Generalmente, los expatriados reciben paquetes salariales competitivos ajustados a estándares internacionales, que suelen superar significativamente los ingresos de un trabajador local, con beneficios que pueden triplicar su compensación habitual.
  • Desarrollo familiar: La expatriación también ofrece beneficios para el núcleo familiar, brindando a la pareja e hijos del trabajador acceso a nuevas experiencias culturales, históricas, sociales, económicas, tecnológicas y ambientales. Esto puede abrirles puertas a futuras oportunidades personales y profesionales.
  • Nuevos retos y desafíos: Asumir un puesto en el extranjero permite al trabajador enfrentarse a desafíos que potencian sus capacidades, roles y comportamientos. Además, promueve la superación de expectativas y el logro de objetivos personales y profesionales con mayor eficiencia.

En cuanto a los aspectos sensibles que implican sacrificios y desafíos para el expatriado, se pueden mencionar los siguientes:

  • Nostalgia por la tierra natal: El lugar donde se nace y se crece es sagrado, ya que en esas primeras etapas de la vida se forman las raíces y la identidad de una persona. Estar lejos de ese entorno puede generar un sentimiento constante de añoranza.
  • Falta de interacción física con la familia y amigos: Compartir presencialmente con seres queridos aporta una conexión única, ya que involucra los cinco sentidos: mirar, escuchar, oler, degustar y tocar. La distancia puede disminuir la intensidad de las relaciones personales.
  • Dificultades de adaptación: La integración a una nueva cultura puede ser compleja, ya que implica ajustarse a comidas, horarios, idiomas, tradiciones, costumbres y ritos. Estos procesos pueden requerir un tiempo considerable y generar estrés durante el periodo de adaptación.
  • Soledad: Si el expatriado no viaja acompañado de su familia, la falta de convivencia diaria con los seres queridos puede ser un desafío emocional significativo. La familia es a menudo un refugio fundamental para la recuperación emocional y energética en momentos difíciles.
  • Inestabilidad de vida: En casos donde el puesto implica rotaciones frecuentes, cada traslado a un nuevo país supone comenzar de nuevo, adaptándose a nuevas realidades, contextos y desafíos, lo que puede resultar agotador a largo plazo.
  • Distanciamiento del poder central corporativo: En ocasiones, ser asignado a una subsidiaria puede limitar la participación del expatriado en decisiones estratégicas claves tomadas en la matriz corporativa, lo que podría disminuir su influencia y sentido de pertenencia al núcleo de la organización.

Con la llegada de la pandemia de la COVID-19, emergió la figura del expatriado virtual, una modalidad habilitada por el teletrabajo remoto. Este concepto rompió las fronteras físicas tradicionales, permitiendo que un trabajador se conecte con su centro laboral y equipos desde cualquier lugar del mundo, siempre que cuente con acceso a una red y una plataforma de comunicación compartida.

Como resultado, muchas de las desventajas asociadas al expatriado tradicional pueden eliminarse o reducirse significativamente:

  • Nostalgia mínima o inexistente: Al no requerir un cambio de residencia, el trabajador puede mantener su vida en su lugar de origen.
  • Interacción constante con la familia: La cercanía física con sus seres queridos elimina la soledad asociada al distanciamiento.
  • Adaptación innecesaria: No es necesario adaptarse a un nuevo idioma, cultura o tradiciones, ya que el expatriado virtual sigue inmerso en su entorno cotidiano.
  • Proximidad al poder corporativo centralizado: El expatriado virtual no experimenta el distanciamiento de la matriz corporativa, ya que opera directamente desde su ubicación de origen.

Es importante distinguir entre el perfil del expatriado virtual y el del nómada virtual, ya que presentan diferencias significativas:

a) Residencia y movilidad: El expatriado virtual vive temporalmente en un país distinto al de su residencia habitual, por razones laborales o personales. En cambio, el nómada virtual trabaja de forma remota desde cualquier lugar del mundo, sin estar atado a un país específico.

b) Espacio de trabajo: El expatriado virtual realiza sus actividades desde un espacio formal, como una oficina o un lugar designado en el país donde fue trasladado. Por otro lado, el nómada virtual trabaja desde ubicaciones diversas con acceso a internet, como cafeterías, espacios de coworking o alojamientos temporales.

c) Residencia fija: El expatriado virtual establece una residencia fija en el país donde desarrolla su labor, mientras que el nómada virtual no cuenta con una residencia permanente y cambia constantemente de ubicación.

d) Duración del contrato: El expatriado virtual tiene un contrato con un periodo fijo determinado por su empleador. En cambio, el nómada virtual generalmente opera con mayor flexibilidad y no suele estar limitado por plazos específicos.

e) Integración cultural: El expatriado virtual tiende a integrarse al estilo de vida del país donde reside, adoptando costumbres locales. El nómada virtual, en contraste, no necesariamente se adapta a las culturas locales, ya que su estancia es más transitoria.

f) Vínculo laboral: El expatriado virtual cuenta con el respaldo de un contrato laboral formal, mientras que el nómada virtual puede desempeñarse como freelancer, trabajando por proyectos o contratos independientes.

En este contexto, las empresas, ante la nueva realidad laboral que representan los expatriados virtuales, están redefiniendo sus políticas corporativas para abordar aspectos clave como:

  • Prácticas y soporte laboral: Adaptan horarios laborales, implementan programas de aprendizaje de idiomas y optimizan el uso de redes y plataformas virtuales para garantizar la conectividad, colaboración y eficiencia del trabajo remoto.
  • Legislación laboral y tributaria: Revisan las normativas relacionadas con remuneraciones, impuestos y seguridad social, estableciendo con claridad quién (la empresa o el trabajador) asume estas responsabilidades y en qué país deben cumplirse, ya sea en el lugar de origen del trabajador o en el país donde se encuentra operando virtualmente.

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