La pandemia de la COVID-19 terminó por transparentar las limitaciones del sistema de salud, sobre todo en los servicios públicos de Lima y los demás departamentos, a pesar que el presupuesto público de salud pasó de S/2 mil millones a S/20 000 millones en las últimas dos décadas. Esta situación explica, de forma parcial, el voto de reclamo y rechazo expresado en los comicios electorales del 11 de abril.
De cada cuatro peruanos que manifiestan padecer algún problema de salud, solo uno busca atención en un centro de salud público o privado. Los otros tres no buscan ningún tipo de atención o bien acuden a una botica o farmacia. Esta demanda no atendida representa casi 19 millones de peruanos y ha sobrepasado la oferta de servicios de salud, sobre todo, de un subsector público integrado por el Ministerio de Salud (Minsa), los Gobiernos regionales y EsSalud, y que tiene a su cargo a más del 90 % de la población. A ello se suma que el número de atenciones en consulta externa, en el ámbito nacional, se redujo de 133 millones en el 2019 a 88 millones en el 2020, según cifras del Minsa.
Es evidente que el presupuesto público en salud se gestionó de manera inadecuada por incompetencia, rotación constante de funcionarios y corrupción persistente. Una prueba de ello fue que, en cada año del trienio 2018-2020, dejó de ejecutarse cerca del 40 % del presupuesto anual disponible para proyectos del sector. Los Gobiernos regionales compartieron gran parte de la responsabilidad de este problema.
La mayoría de los S/2200 millones ejecutados cada año en proyectos de salud se desarrolla bajo la gestión pública convencional en los tres niveles de gobierno. Un porcentaje mínimo de esta ejecución se hace con la participación privada, mediante obras por impuestos (OxI) o asociaciones público-privadas (APP), y con otras modalidades, gobierno a gobierno (G2G) o a través de cooperación internacional.
A continuación, se resume un comparativo entre los planes de gobierno oficiales de las dos candidaturas en contienda:
Cabe mencionar que durante el debate de la primera vuelta electoral y recientemente en el encuentro en Chota, Cajamarca, Pedro Castillo anunció públicamente algunas nuevas medidas de corto plazo en materia de salud sin aún plasmarlas en su plan publicado.
También, ambas candidaturas cargan con antecedentes relevantes relacionados con corrupción: por el lado del Lápiz, el autor de su Plan de Gobierno, Vladimir Cerrón, con sentencia re-confirmada y por el otro lado, la conocida acusación fiscal contra Keiko Fujimori.
De aquí al 6 de junio, cada candidatura explicará con detalles cada una de sus medidas propuestas para el sector salud y presentará a los equipos técnicos responsables. Aunque es importante buscar resultados a corto plazo, también lo es pensar en el mediano plazo, dada las significativas carencias acumuladas, en especial, en los servicios públicos de salud. Por ejemplo, lo planteado por ambos candidatos para recuperar la capacidad resolutiva ante la demanda rebalsada implica construir de 80 a 92 hospitales.
Sin embargo, la experiencia de la última década muestra que se necesitan más de cinco años para diseñar, construir y poner en funcionamiento un proyecto hospitalario, bajo cualquier modalidad, y, dentro de ello, que la formación de nuevos médicos especialistas requiere de cuatro años como mínimo. Es decir, ninguno de los 80 a 92 hospitales nuevos funcionaría antes del fin del mandato del próximo elegido este 6 de junio, dando paso al cambio presidencial que debe ocurrir el 28 de julio del 2026.
Sería conveniente saber si alguno de los candidatos considera como alternativa las construcciones modulares que, por ejemplo, el Pronis recientemente está aplicando y que acortarían los plazos y los costos de implementación. Por otro lado, más allá del "fierro y cemento" que suena rentable a nivel político, es importante confirmar si mantendrán o fortalecerán la Agenda Digital del Sector Salud 2020-2025 y el Plan Nacional de Telesalud 2020-2023 que el Gobierno saliente les heredará, a fin de incorporar el uso intensivo de la telemedicina y la salud digital en el marco del Modelo de Cuidado Integral por Curso de Vida y las Redes Integradas de Salud (RIS).
Durante la pandemia, la Telemedicina demostró que, en corto plazo, permite una cobertura masiva de atención recuperativa (el 70 % de las enfermedades son de baja complejidad). Y desde hace 20 años, la salud digital ha sido validada en el Perú como un medio efectivo para la prevención primaria y secundaria, como es en el caso de enfermedades crónicas no transmisibles (diabetes, hipertensión, etc.) que son responsables del 66 % de años de vida saludable perdidos en el país. ¿Qué otros temas de salud consideras que los candidatos deben explicar? Déjanos tu opinión.
MBA por ESAN con mención en Finanzas y médico-cirujano de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Con 32 años de experiencia profesional en salud, a niveles público y privado, incluyendo la gestión integral de proyectos de salud y desarrollo social; 22 de ellos en el diseño, implementación, gestión y evaluación de innovaciones con Salud Digital en Perú, Panamá, Colombia, Paraguay y Ecuador, incluyendo la docencia en gestión de salud digital. Participó activamente en la implementación y expansión nacional e internacional de ALERTA, la primera Red de Salud Digital para Vigilancia de Enfermedades de alcance nacional y de mayor vigencia.
Docente de posgrado en salud desde el 2001. Actualmente es docente en gestión de salud digital en la Universidad ESAN y la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
La creación del nuevo ministerio constituye una propuesta del Gobierno actual para cerrar la brecha de infraestructura que afronta el Perú en las últimas décadas. Sin embargo, cabe cuestionarse si esta medida tendrá el impacto deseado.
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