¿Puede el turismo convertirse en el nuevo eje del desarrollo peruano?

¿Puede el turismo convertirse en el nuevo eje del desarrollo peruano?

Otto Regalado, docente del MBA y jefe del área académica de Marketing de ESAN, analizó en Gestión el potencial del turismo como motor económico para Perú, destacando su aporte del 2.9% al PBI y 1.3 millones de empleos en 2024. A su vez, señaló problemas clave como infraestructura deficiente, baja competitividad frente a países vecinos e inseguridad. Para las elecciones 2026, propuso mejoras para este sector.

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Conforme se acercan las elecciones generales del 2026, previstas para el 12 de abril, la discusión pública se incrementa en torno a los aspectos que deberían ser prioritarios para ser discutidos durante la campaña. Además del factor de seguridad producto de la ola delincuencial que vivimos fruto de las extorciones, quedan muchas interrogantes sobre cómo se puede volver a la senda del crecimiento económico, que a su vez pueda lograr el tan ansiado desarrollo que necesitamos.

Si bien históricamente, se ha visto a la minería, la agroexportación y la pesca como los motores de crecimiento más destacados, se plantea la siguiente interrogante: ¿el turismo puede constituirse como el cuarto motor de desarrollo?

Esto se plantea a raíz de las siguientes cifras. De acuerdo con cifras del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) para el 2024, el sector turístico creó alrededor de 1.3 millones de puestos de trabajo, tanto directos como indirectos, y aportó con el 2.9 % del PIB del país. Estas cifras indican una mejora respecto al 2023, año en el que la contribución fue del 2.5 % del PBI.

Ahora, más allá de los números, el turismo ejerce un efecto global en la economía y la sociedad, y en Perú no es la excepción. ¿La razón? Crea puestos de trabajo en varios sectores, entre ellos el transporte, hotelería, gastronomía, entretenimiento, artesanía y un largo etcétera. Además, fomenta la descentralización económica al favorecer a las diferentes regiones de la costa, sierra y selva, donde hay singulares atractivos culturales y naturales.

Además, el turismo también funciona como un medio para salvaguardar el legado cultural y natural. Ello se debe a que fomenta la preservación de lugares históricos y zonas naturales, favoreciendo la sostenibilidad del medio ambiente y robusteciendo la identidad nacional.

No obstante, para que el turismo se establezca como un motor de desarrollo, se deben enfrentar los siguientes retos estructurales:

  • Infraestructura inadecuada: Una gran cantidad de áreas turísticas no cuentan con servicios básicos apropiados, lo que restringe su atractivo y habilidad para atraer a turistas. Tan solo basta citar el caso de Kuélap, en Amazonas, donde prácticamente el turismo desapareció producto de la interrupción de las vías de acceso (la inoperatividad del aeropuerto de Jaén, que era una de las principales vías de ingreso).
  • Pérdida de atractivo como marca país: Pese a tener destinos de nivel mundial, Perú no ha conseguido establecerse eficazmente en mercados internacionales esenciales. Nuestro país ha perdido competitividad al punto de tener la mitad de los visitantes que Colombia, un país vecino y con similares características que nosotros.
  • Conflictos sociales e inseguridad: La sensación de inseguridad y las disputas sociales son un problema que desalienta la visita de más turistas. Ningún turista visitaría un país que no es capaz de garantizarle su seguridad durante el viaje, así como el cumplimiento de sus itinerarios.
  • Manejo ambiental deficiente: La expansión del turismo debe estar respaldada por políticas que garanticen la preservación de los recursos naturales. Esto es un factor clave en donde Perú aún no ha sido capaz de uniformizar en sus destinos y operadores turísticos.

Integrando al turismo en la agenda política

A medida que se aproximan las elecciones de 2026, resulta esencial que los candidatos presenten propuestas concretas y factibles para impulsar el turismo en base a los problemas estructurales mencionados. Es así como se pueden desprender las siguientes medidas a tomar:

  • Infraestructura inversión: Optimizar la conexión terrestre y aérea, además de los servicios fundamentales en áreas turísticas. Contar con un ferrocarril que conecte las principales ciudades de la costa (desde Tumbes a Tacna) y disponer de terminales aéreos adecuados, son dos de los servicios mínimos que deben ofrecerse.
  • Fortalecimiento de la Marca Perú y marcas regionales: Elaborar estrategias de marketing orientadas a mercados concretos, resaltando la variedad cultural y natural de la nación.
  • Estabilidad y seguridad: Establecer políticas que aseguren la protección de los turistas y la estabilidad social en zonas de turismo.
  • Capacitación y formalización: Proporcionar programas de capacitación para empleados del sector y fomentar la formalización de empresas.
  • Descentralización de la administración del turismo: Potenciar a las administraciones regionales y locales en la organización y fomento del turismo, adaptando las tácticas a las especificidades de cada región.

El turismo posee la capacidad de transformarse en un elemento esencial del progreso en el país, fomentando la inclusión social, la preservación del patrimonio y la variabilidad económica. No obstante, para que esto se haga realidad, resulta imprescindible que el sector obtenga el interés y la dedicación que merece de los actores políticos y de la sociedad en general.

Las elecciones de 2026 constituyen una ocasión única para replantear las prioridades nacionales. Es deber de los ciudadanos demandar propuestas específicas y factibles que identifiquen al turismo como un motor estratégico de progreso. Solo de esta manera se podrá edificar un futuro más inclusivo y sostenible para todos los peruanos.

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