A diferencia de los bienes adquiridos por la empresa para ser empleados en el proceso productivo y convertirse en productos de venta (insumos y bienes intermedios), los activos fijos tienen un precio inicial (precio de compra), un precio final (precio de recuperación) y una vida útil durante la cual son utilizados y por la que van perdiendo su valor.
En su última etapa la empresa puede deshacerse del activo fijo rematándolo como bien usado o venderlo a una compañía de reciclaje o de aprovechamiento de piezas sueltas.
Desde la perspectiva contable se considera la vida legal de un activo desde el momento en que se empieza a usar hasta la fecha en la que llega a la depreciación total o cuando la empresa considera necesario suplantar o deshacerse del bien.
Así, por ejemplo, se considera que un edificio se deprecia en 20 años, los muebles en 10 años, la maquinaria y herramientas en 10 años y los vehículos de uno empresarial en 5 años. Esto no significa que las empresas están obligadas a deshacerse de los vehículos cada cinco años, pues pueden hacerlo si así lo desean al primer año o al décimo año de su uso. La idea es que se estima que un vehículo pierde un 20% de su valor cada año, por lo que se considera que en 5 años se depreciará al 100%.
Técnicamente, los activos fijos tienen vidas útiles distintas variando unas a otras, lo cual dependerá de su naturaleza y características. Así, por ejemplo, las maquinarias tienen una vida útil variable de acuerdo a su producción y mantenimiento. Del mismo modo, los vehículos sufrirán mayor o menor desgaste en función a su recorrido y mantenimiento. Los muebles y enseres se deterioran por el uso diario, siendo su renovación en períodos más cortos.
Los problemas surgen cuando se emplean los porcentajes de depreciación en base a las normas legales, ocasionando en algunos casos que los activos en uso, se encuentren depreciados en libros y viceversa, que activos deteriorados o que no cumplen su fin sigan depreciándose en libros. Esta situación suele generar distorsiones en la información financiera contable.
FUENTES CONSULTADAS:
Artículo "Registro de activos fijos: ¿debe consignarse la depreciación contable o tributaria?", de Luz Hirache Flores, publicado en el portal Actualidad Empresarial.
Artículo "Depreciación contable de los activos fijos", de César Rivadeneyra Fernández, publicado por el Colegio de Contadores Públicos de Lima.
Artículo "Depreciación de activos fijos", publicado por el portal depreciación.net.
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