Todos anhelamos un retiro digno cuando dejemos de trabajar a los 65 años. Y este anhelo está directamente asociado a contar con una pensión de jubilación, producto del ahorro logrado en la etapa laboral y a la rentabilidad que la AFP consiguió con un adecuado mix de inversiones y riesgos.
La foto de hoy muestra que los afiilados que ya cumplieron 25 años en el Sistema Privado de Pensiones tienen en promedio una bolsa de dinero compuesta por un 35 % de aportes y otro 65 % de rentabilidad generada por los equipos de inversiones de las AFP. Hasta aquí todo bien. Pero si queremos velar por la sostenibilidad de las pensiones en nuestro país, es necesario un debate técnico, debidamente analizado y que tenga el consenso de los principales actores involucrados para encontrar el camino correcto hacia una verdadera reforma previsional.
Si ampliamos la mirada, la principal problemática de otros países de la región está en cómo lograr un incremento en las cuentas individuales de sus afiliados, que refunde en mejores pensiones, y cómo hacer para que la cultura y el ahorro previsional lleguen a más personas. En México se está considerando elevar la tasa de cotización hasta 15 % y, para estimular los ahorros voluntarios, diez socios estratégicos han puesto a disposición más de quince mil puntos de atención para depósitos en las principales ciudades del país.
En Chile también se contempla elevar la taza de cotización, gradualmente y durante 8 años, del 10 % al 14 %. Y en Colombia algunos actores han sugerido elevarla de 13 % hacia el promedio actual de los países de la OCDE, de 19 %, y postergar la edad de jubilación a 64 años para hombres y mujeres.
Aplicando la hoja de ruta a nuestro país, los ejes centrales de una mejora de sistema previsional peruano deben contemplar cuatro aspectos:
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Fuente: Semana Económica.