Sandor Lukacs de Pereny, profesor del MBA y de los Programas del área de Sostenibilidad de ESAN, compartió en Infobae los conceptos, desafíos y avances en la gestión de residuos sólidos en América Latina.
La gestión de residuos sólidos en América Latina es un tema de creciente importancia en la actualidad debido a sus impactos ambientales, sociales y económicos. Esta región, caracterizada por su diversidad geográfica y demográfica, se enfrenta a retos ambientales en cuanto a la gestión integral de residuos se refiere. Asimismo, consideramos que es importante conocer los conceptos clave, los tipos de residuos, el impacto ambiental y social, los contextos y las oportunidades para la región latinoamericana. En la presente entrega, elaboramos una reseña de los conceptos clave desde una perspectiva de gestión matizada con análisis y balances puntuales según sea el caso.
Primero, empecemos por entender que la gestión de residuos sólidos está compuesta por un conjunto de estrategias y prácticas diseñadas para segregar, recuperar (el valor), reducir, mitigar, reutilizar, reciclar y eliminar de manera segura los desechos generados por una serie de actividades humanas. A continuación, repasemos una variedad de conceptos clave a fin de comprender y dimensionar su variedad y complejidad aplicadas al tema en cuestión.
Grosso modo, existen cuatro clasificaciones o tipificaciones principales de residuos sólidos.
Residuos Sólidos Urbanos (RSU): Son el tipo de residuos que se generan en hogares, comercios y lugares públicos y pueden incluir alimentos desechados, envases, papel, plástico y más. En inglés son conocidos como Municipal Solid Waste (MSW).
Residuos Industriales: Son producidos por actividades industriales y comerciales, pudiendo ser peligrosos o no peligrosos. Adicionalmente, varían en composición y volumen.
Residuos Agrícolas: Son originados en actividades agrícolas e incluyen, por ejemplo, restos de cultivos, estiércol, residuos de elementos fertilizantes, descartes y/o envases de agroquímicos.
Residuos Peligrosos: Corresponden a sustancias que representan un riesgo para la salud humana y el medioambiente. En esta clasificación encontramos productos químicos tóxicos, baterías agotadas y desechos médicos. En otras palabras, son elementos sin valor residual extraíble.
Con este preámbulo de definiciones, ahora procederemos a enfatizar que la gestión de residuos tiene por objetivo reducir el impacto negativo de estos desechos en la salud humana y los ecosistemas. Ello se logra a través de la prevención, la reducción en la fuente, la reutilización, el reciclaje, el compostaje y la disposición adecuada según detalláramos inicialmente. Es decir, actividades de mitigación, eliminación o recuperación de valor residual potencial extraíble en materia orgánica e inorgánica. De forma distinta, el tratamiento a elementos y residuos tóxicos consiste en su aislamiento y cuidado para evitar cualquier impacto no deseado en el entorno y las personas. Tras esta breve explicación, acompáñennos a dimensionar los impactos ambientales derivados de una inadecuada gestión de residuos en nuestra América Latina contemporánea.
En América Latina, más del 90% de los residuos se vierten o queman al aire libre en vertederos no controlados. Estos impactos son evidentes y tangibles. Y es que los desechos mal gestionados contribuyen a la contaminación del aire y del agua, a la degradación del suelo y a la pérdida de biodiversidad. Además, la quema de estos emite gases tóxicos y de efecto invernadero como el metano y el CO2, según advierten diversos científicos que respaldan la teoría del cambio climático antropogénico. Pero, para dar un poco de detalle del contexto, revisemos el caso particular del “Gran Chaco”.
El Gran Chaco es una región de importancia ecológica en América del Sur compartida por Argentina (55%), Bolivia (25%), Brasil (5%) y Paraguay (20%). Lamentablemente, la quema de residuos en esta área es una práctica común. En simultáneo, la expansión de vertederos no controlados se halla desbordada. En ambos casos, se generan daños ambientales significativos. El caso del Gran Chaco refleja una realidad compartida por otras múltiples localidades y latitudes regionales en las que son las comunidades más pobres las más afectadas. [...]
Cambiando de lente, y ya desde una perspectiva económica, la gestión ineficiente de residuos resulta en la pérdida de recursos valiosos que podrían ser recuperados, por ejemplo, a través del reciclaje y la reutilización. De forma más completa, la implementación de mecanismos económicos circulares desde su diseño, producción, descarte y gestión (responsable) son, a nuestro entender, imperativos. Cabe resaltar que una mediocre gestión de residuos es conducente a la generación de sobrecostos e ineficiencias operacionales directas, tanto para la sociedad como para las empresas, respectivamente. [...]
Entonces, ¿cuáles son los desafíos en la gestión de residuos en América Latina?
América Latina enfrenta, a nuestro entender, varios desafíos en la gestión de residuos sólidos, dentro de los cuales destacamos los siguientes de manera puntual y detallada:
Legislación y regulación débiles
La falta de leyes y regulaciones sólidas en algunos países puede dificultar la implementación de prácticas de gestión adecuadas.
Falta de infraestructura
La infraestructura de gestión de residuos, como vertederos sanitarios y plantas de reciclaje, puede ser insuficiente o inexistente en algunas áreas.
Mayor educación y conciencia pública (Civismo)
La educación y la conciencia pública sobre la importancia de la gestión de residuos son a menudo limitadas. Esto ciertamente dificulta la adopción de prácticas más sostenibles con el entorno y la salud.
Pilares para la gestión de residuos en América Latina
A pesar de los desafíos, América Latina también presenta oportunidades para mejorar la gestión de residuos sólidos. No obstante, se deben cimentar los tres siguientes pilares:
Economía circular como estrategia de negocios
La transición hacia una economía circular, que promueve la recuperación del valor residual de materiales y elementos mediante la reutilización y el reciclaje, puede generar empleo y reducir la dependencia de recursos naturales. De igual manera, se identifican eficiencias operacionales e incluso recuperación de valor monetario vía venta de descartes operacionales no funcionales. Es por esto que la transición hacia una economía circular también es una oportunidad importante en América Latina. Implica cambiar de un modelo lineal de consumo y eliminación a uno en el que los productos y materiales se mantienen en ciclo el mayor tiempo posible.[...]
Inversiones en infraestructura como prioridad pública
La inversión en infraestructura de gestión de residuos, como la construcción de vertederos sanitarios y la modernización de plantas de reciclaje, debe representar una prioridad en la gestión de gobiernos de turno. Los botaderos/vertederos informales son fuente de plagas y contaminación, además de propagación de enfermedades gastrointestinales y de alteración ecosistémica.
Educación y conciencia pública como conducta colectiva societal
La educación ambiental y la promoción de la reducción de residuos pueden aumentar la conciencia pública sobre la importancia de la gestión de residuos. Esto no es algo nuevo. De hecho, desde la década de 1960 y 1970, tanto países escandinavos como Corea del Sur, Japón y Alemania, vienen de forma sostenida invirtiendo en educación ambiental a la par con regulaciones estrictas en materia de polución ambiental y responsabilidad ciudadana. La mentalidad se forja con ejemplo, disciplina y constancia.
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Políticas y regulaciones en América Latina: leyes contra residuos
En las últimas décadas, muchos países están avanzando en la formulación de políticas y regulaciones más sólidas para abordar esta problemática regional. Por ejemplo, Brasil ha implementado una “Política Nacional de Residuos Sólidos” en la cual se establecen directrices para la gestión de residuos en todo el país. En similar tenor, Argentina estableció una serie de directrices nacionales para la gestión de residuos, toda vez que prohibió productos cosméticos con microesferas de plástico. Y en Colombia se busca que todos los plásticos de un solo uso sean reutilizables o reciclables para 2030, y se prohibió 14 tipos de plástico. Por su parte, Ecuador está transformando las Islas Galápagos en un archipiélago libre de plástico, mientras que Guatemala utiliza las llamadas “biovallas” para recoger los residuos de ríos. En Uruguay, el gobierno promueve la reducción de plásticos de un solo uso y exige un porcentaje mínimo de material reciclado en envases a partir de 2025.
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Ahora bien, en el Perú se generan diariamente alrededor de 23,000 toneladas de residuos, equivalentes a 0.85 kilos por persona al día. Al respecto, el Ministerio del Ambiente (Minam) implementó la estrategia “Perú Limpio” con miras a fomentar prácticas ambientales responsables, reducción de la generación de residuos sólidos y promoción de la conciencia ciudadana cívica. En este esfuerzo, las municipalidades también participan. Específicamente, vienen valorizando toneladas de residuos sólidos aprovechables a través del programa “Recicla.” En este aspecto, las municipalidades desempeñan un papel significativo en esta tarea, ya que promueven y aplican prácticas ambientales responsables en sus áreas.
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El futuro de la gestión de residuos en América Latina dependerá directamente de la voluntad política de los gobiernos (de turno) de cada país según corresponda. Serán, pues, la inversión y la participación de la sociedad las que catalizarán cualquier mejora. Claramente, la sostenibilidad debe ser su racional y objetivos expresados por un enfoque en la reducción de residuos, la gestión adecuada y la promoción de prácticas sostenibles. La gestión de residuos sólidos es un considerable problema ambiental y un aspecto clave para el desarrollo sostenible futuro en la región.
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