Un factor fundamental para los inversionistas al momento de evaluar sus proyectos es la estabilidad jurídica de los países, dado que propicia un marco favorable para proyectar sus resultados. En esta línea, si se cuenta con reglas claras y consecuencias predecibles, existe confianza para arriesgar parte de su patrimonio. Dicho esto, la corrupción rompe esa confianza y desalienta a la inversión extranjera al pulverizar la estabilidad jurídica. Pero el efecto no queda ahí. También se afecta a la población, generando frustración y escepticismo respecto a nuestras instituciones democráticas como el Poder Judicial, Congreso, Ministerio Público e inclusive el Poder Ejecutivo. Un estudio realizado por el Barómetro de las Américas 2016/2017 evidenció que el 27 % de los peruanos consideraba que la corrupción es el problema más grave que enfrenta el país, lo cual es sin duda preocupante. Resulta vital realizar una reforma profunda para atraer inversiones, generar empleo y bienestar, pero especialmente para fomentar los valores entre nuestra gente.
Fuente: La República