Es difícil involucrar a todos los actores de la cadena logística para desarrollar una estrategia de sostenibilidad integral, ya que se encuentran dispersos y no siempre se tiene la suficiente capacidad de negociación para influir en sus operaciones.
No cabe duda de que la industria de la moda es una de las más importantes en el mundo en cuanto a generación de ingresos. Sin embargo, también resulta ser una de las más contaminantes, y eso se explica principalmente por dos razones. La primera es que la mayoría de los negocios del sector aún operan bajo un modelo de economía lineal a gran escala. Los enormes volúmenes de materias primas y recursos involucrados durante los procesos de extracción, producción y entrega se usan una sola vez y, luego, se desechan.
Al respecto, esta industria emplea grandes cantidades de recursos renovables (como agua dulce y suelo fértil) y no renovables (como fibras sintéticas derivadas del petróleo y químicos para el tratamiento de tejidos). Asimismo, es responsable de la generación de enormes cantidades de residuos (como fibras, retazos y CO2) y bienes finales desechados incluso antes de ser consumidos (como productos defectuosos y aquellos que no lograron venderse).
La segunda razón es que la industria promueve el rápido y continuo consumo y desuso de los bienes finales, ya sea por desgaste u obsolescencia prematura. A esto último se le conoce como moda rápida. Muchas prendas de vestir dejan de ser usadas y son reemplazadas por los consumidores, ya sea por haber sido diseñadas para no durar mucho tiempo o simplemente porque pasaron de moda.
Frente a esta situación, y considerando la creciente preocupación de varios grupos sociales por asuntos medioambientales, las empresas involucradas en la industria de la moda se enfrentan a una continua presión que las ha llevado a implementar una serie de cambios en diferentes niveles:
A nivel del sistema de producción y logística. Muchas empresas llevan a cabo una reingeniería de procesos para asegurar un uso más eficiente de recursos y materias primas. En esa línea se incorporaron prácticas empresariales orientadas a alcanzar un punto de “cero desperdicios”. Es el caso del reciclaje físico y químico.
A nivel de la propuesta de valor. Se desarrollan nuevos negocios que buscan prolongar la vida útil de la ropa y reducir la producción de más artículos de moda. Podemos hallar negocios basados en el upcycling, o actualización de antiguas prendas de vestir en desuso a través de pequeñas modificaciones (ej. Elvis & Kresse), en la venta de ropa usada (ej. La Más Mona) y en el alquiler de prendas de alta costura para ocasiones especiales (ej. Girl Meets Dress).
Pese a estos esfuerzos, también existen una serie de obstáculos que deben afrontar estas empresas para adquirir un carácter más sostenible. Los más resaltantes son:
Respecto a la cadena logística. Es complicado involucrar a todos los agentes que participan en ella con miras a desarrollar una estrategia de sostenibilidad integral. Esos agentes se encuentran dispersos alrededor del mundo, atienden a mercados específicos y diferenciados, y no siempre se cuenta con el poder de negociación suficiente para influir en sus operaciones.
En cuanto a la elaboración de los productos. Son pocas las empresas dispuestas a adoptar una visión más amigable con el medioambiente al diseñar sus prendas de vestir. Esto implicaría reducir el uso de insumos no renovables e incorporar materiales más duraderos que alarguen la vida útil de las prendas. Muchas empresas evitan adoptar esta visión por temor a una respuesta negativa de parte de la demanda.
A nivel tecnológico. Aún resulta altamente costoso desarrollar procesos como el reciclaje y la separación de mezclas de diferentes tipos de tejidos. Esto vuelve inviable su implementación para muchas empresas medianas y pequeñas.
Respecto a los patrones de adquisición y uso dominantes. Los consumidores aún se encuentran fuertemente arraigados al modelo de moda rápida. Si bien existe una mayor preocupación por cuidar el medioambiente, diversos estudios sugieren que los consumidores no son del todo conscientes de la insostenibilidad del mercado de la moda y de cómo aporta su conducta individual a la generación de efectos nocivos a gran escala.
Las nuevas propuestas de valor desarrolladas en la industria de la moda aún no reciben una alta aceptación por parte del público y la gran empresa. Esto se debe a que los productos desarrollados (ropa usada/reciclada/actualizada) se perciben de menor calidad frente a las prendas de primer uso. Asimismo, la logística necesaria para poner en marcha este tipo de negocios es muy complicada para empresas que atienden a mercados de gran escala.
Si bien la situación presentada se enfoca en describir la realidad actual de la industria de la moda, es seguro que muchos aspectos pueden extrapolarse a otros sectores. ¿Qué retos en específico afronta tu sector para volverse más sostenible? Déjanos tu opinión.
Referencias
Andreza de Aguiar, H. (2021). Can Fashion Be Circular? A Literature Review on Circular Economy Barriers, Drivers, and Practices in the Fashion Industry’s Productive Chain. Sustainability, 13(21), 12246.
Chamberlin, L., Casper, B. (2018). Marketing Approaches for a Circular Economy: Using Design Frameworks to Interpret Online Communications. Sustainability, 10(6), 2070.
Lindström, J., Nilsson, K., Parida, V., Rönnberg, D., Ylinenpää, H., Boucher, X. (2015). Sustainable management of operation for Functional Products: Which customer values are of interest for marketing and sales? Procedia, 30, 299-304.
A nivel del sistema de producción y logística, muchas empresas llevan a cabo una reingeniería de procesos para asegurar un uso eficiente de recursos y materias primas.
Profesor de la Maestría en Marketing de ESAN
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