El incumplimiento de pagos genera problemas no solo para la calificación crediticia de los clientes morosos. También hay consecuencias para las entidades financieras, y en general para todo el sistema si este comportamiento se convierte en una tendencia o se incrementa de manera importante.
En mayo de 2016 la Asociación de Bancos (Asbanc) reportaba una morosidad total de 2.77%, la más alta de los últimos 10 años. En el caso de pequeñas empresas, dicha tasa alcanzó el 9.31%, y en la mayoría de los tipos de créditos la tendencia fue similar, salvo los créditos de consumo que se mantuvieron estables alrededor de 3.54%.
El nivel de riesgo de cada crédito se castiga con provisiones que son fijadas, en nuestro caso, por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS). Por esta razón, un incremento en la morosidad o en el volumen de créditos con problemas se refleja en un aumento del nivel de riesgo y, por ende, un crecimiento en las provisiones solicitadas por el regulador, que es dinero inmovilizado y que no puede ser prestado, de modo que afecta la rentabilidad de la entidad financiera.
El aumento de las provisiones y la reducción de la rentabilidad conducen al encarecimiento del costo del crédito, por lo cual los clientes que sí cumplen con sus pagos y los nuevos clientes se verán afectados con mayores tasas de interés por los préstamos que soliciten. A menos que la entidad bancaria decida asumir la pérdida de rentabilidad.
Los bancos y otras entidades financieras, como parte de su política, establecen los procedimientos a seguir para tratar los créditos con problemas. Ello implica establecer responsabilidades internas, plazos o incluso alternativas de refinanciamiento, dando facilidades a algunos clientes y evitando que un crédito con problemas impacte negativamente en el riesgo de la entidad.
Una opción asumida por algunos bancos es la venta de su cartera morosa a empresas que luego se encargarán de cobrar dichos créditos a montos inferiores a la deuda acumulada (capital más intereses). La venta de cartera es una medida que permite a la entidad bancaria reducir la cantidad de deuda morosa para así contar con mejores indicadores de gestión que tendrán como consecuencia calificaciones de riesgo positivas y por tanto un acceso a créditos en mejores condiciones.
FUENTES CONSULTADAS:
Artículo: "Gestionar el riesgo de crédito: ¿qué es y quiénes deberían hacerlo?". De Gregorio Beláunde, recuperado de Gestión.
Artículo: "Principles for the Management of Credit Risk", de Basel Committee of Banking Supervision.
Artículo: "Morosidad bancaria alcanzó su mayor nivel en diez años", de Gestión.
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