Las fintech aprovechan un segmento de mercado poco explotado y con mucho potencial en el Perú. Según EY Law y el Ministerio de Relaciones Exteriores, fueron uno de los pocos segmentos que mantuvieron su crecimiento durante la pandemia de la Covid-19. Este crecimiento fue posible gracias a que, al momento de la pandemia, más del 86 % de los peruanos ya contaba con algún servicio de internet móvil. Ello, junto con el nivel de digitalización de la población, facilitó la adopción de ciertas aplicativos y la adquisición de nuevos hábitos de consumo.
A su vez, el impulso brindado por los bancos a las billeteras de pago favoreció a que la población perdiera el temor a realizar transacciones a través de diversas aplicaciones en sus celulares. También hay que considerar la asequibilidad en términos de costos de los servicios de banca móvil, con tarifas por transferencia de fondos o pagos inferiores a los de la banca tradicional, lo cual puede ser atractivo para los consumidores que buscan ahorrar dinero en tiempos de incertidumbre económica. ¿Cómo impulsar este crecimiento?
Por definición, las fintech emplean la tecnología para apalancar sus operaciones. En ese sentido, su principal característica es la flexibilidad para ofrecer varios productos a bajo costo, vía la automatización de ciertos procesos, y más rápido que los competidores tradicionales. La escalabilidad de sus operaciones permite llegar a grandes grupos de población poco atendidos por actores tradicionales, democratizando así el acceso a servicios financieros.
Esta cercanía también permite conocer mejor a los clientes y ofrecer soluciones personalizadas, según sus necesidades. Los principales servicios que brindan algunas fintech a las empresas son el acceso a financiamiento de capital de trabajo, las plataformas o soluciones de pago, el cambio de divisas, y los servicios de clasificación y evaluación tanto de socios como clientes potenciales.
Las micro y pequeñas empresas (mypes), respecto a la banca tradicional, suelen ser las mayores demandantes de financiamiento para capital de trabajo y tasas de interés competitivas. También suelen requerir soluciones de pago que les permita reducir la dependencia del efectivo, incrementar ventas por uso de nuevos medios de pago, reducir el número de fraudes y sustentar su historial de generación de ingresos en el caso de pequeñas empresas con poca interacción con el sistema financiero.
Pese al crecimiento del mercado de fintech en el Perú, todavía estamos lejos de otros países importantes de la región como Brasil y México. Estos cuentan con marcos regulatorios claros que facilitan y promueven escenarios de desarrollo para las fintech. Si queremos seguir el mismo rumbo, requerimos una normativa contextualizada al tamaño de las empresas, la actividad y, en general, un marco que se adecue a diversas etapas del desarrollo de las fintech (sandbox regulatorios). Es decir, un espacio para la experimentación durante su crecimiento.
Es necesario también que el Perú promueva modelos como el open banking, o banca abierta, y la posibilidad de que toda la data sobre entidades y usuarios sea intercambiable para promover una mayor competencia y facilitar el diseño de productos financieros a medida. Asimismo, debemos apoyar esfuerzos de interoperabilidad, es decir, sistemas únicos de intercambio de transacciones que no limiten el uso de billeteras digitales, por ejemplo, sino la contratación de múltiples servicios a través de estas plataformas.
Existen algunos obstáculos que ralentizan el desarrollo de las fintech en el Perú. Uno de ellos es la baja penetración de servicios financieros, sobre todo en las áreas rurales, pese a que la accesibilidad ha mejorado. Esta situación limita la adopción de las fintech, ya que la mayoría de ellas ofrecen servicios en línea, lo que requiere una conexión a internet y dispositivos inteligentes.
La regulación de las fintech en Perú aún es incipiente y existe cierta incertidumbre regulatoria. Además, algunas normativas son restrictivas, lo que dificulta la operación de algunas empresas de este tipo. Otro problema es que muchos consumidores peruanos aún son reacios a usar servicios financieros digitales, debido a la falta de confianza en la tecnología y la seguridad cibernética.
Por su parte, los bancos tradicionales en el Perú mantienen una amplia presencia y ofrecen servicios financieros bien establecidos, lo que dificulta que las fintech puedan competir con ellos. El último obstáculo a mencionar es que, pese al creciente interés en las fintech en Perú, existe una falta de inversión en estos negocios frente a otros países de la región, lo que dificulta su crecimiento.
Es importante que el Gobierno establezca un marco regulatorio claro y actualizado que permita a las fintech operar en un entorno seguro y con las mismas reglas que los bancos tradicionales. Ello incluye regular temas como la protección de datos, la seguridad financiera y la transparencia en los contratos. En ese sentido, se debe contar con un marco que permita la innovación en el sector, mientras se garantiza la protección de los consumidores y la estabilidad financiera.
Otro reto pendiente es promover la creación de ecosistemas de innovación fintech que atraigan a talentos, inversores y emprendedores; así como que favorezcan la colaboración y el intercambio de conocimientos entre universidades, empresas y organizaciones civiles. Por último, es necesario que el Gobierno, junto con las entidades financieras y las propias fintech, promueva la educación financiera entre la población para fomentar la adopción de nuevas tecnologías financieras y comprender mejor los riesgos y oportunidades de estos negocios.
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Es necesario promover la creación de ecosistemas que atraigan a talentos, inversores y emprendedores; así como que favorezcan la colaboración y el intercambio de conocimientos entre universidades, empresas y organizaciones civiles.
Asesor de empresas de los sectores retail, servicios tecnológicos, consumo masivo, salud y pesca. Consultor en valorización de empresas, fusiones y adquisiciones, evaluación de planes de negocio/proyectos de inversión, estructuración y captación de financiamientos. Co-fundador de empresas de base tecnológica del sector retail y finanzas. Ph. D. (c) en Gestión Estratégica por el Consorcio de Universidades. MBA por ESAN, Economista por UNMSM. Especializaciones en Finanzas Cuantitativas, y Data Science.
Las tecnologías de la información (TI) pueden reforzar la seguridad interna de las organizaciones, pero su implementación debe evaluarse con cuidado para garantizar una relación costo-beneficio aceptable.
Cada empresa dispone de muchas opciones para gestionar su excedente de efectivo. En el contexto peruano, si bien las compañías son muy conservadoras, existen opciones más riesgosas, pero con rendimiento más atractivo a mediano y largo plazo.