El término resiliencia se origina del latín resilio, conformado por el prefijo re- (volver) y silio (saltar), cuyo significado podría ser ‘volver de un salto o recobrar el estado original’. El término resistencia se origina del latín resistere, conformado por el prefijo re- (volver) y el verbo sistere (mantenerse en pie o estar), cuyo significado podría ser ‘que resiste, no se mueve o permanece en su estado original’. Sin embargo, algunas personas no siempre tienen claras estas diferencias y confunden ambas palabras por escribirse de manera similar.
En el siguiente artículo, estableceremos con más precisión el significado y la verdadera dimensión de la resiliencia en nuestras vidas.
Para algunos, la resistencia tiene una connotación estática, mientras que la resiliencia tiene una connotación dinámica. Otras figuras ilustrativas comparan a la resistencia como una roca de mar que soporta las embestidas de las olas, mientras que la resiliencia sería como un bambú que se contornea y balancea por las embestidas de un río, pero luego vuelve a su estado original.
El blog Sendaemocional ofrece una definición interesante para empezar: “La resistencia vendría a ser la capacidad física que posee un cuerpo para soportar durante un tiempo una determinada fuerza ejercida por algún agente o elemento externo. Si la fuerza ejercida supera la capacidad de aguante o resistencia del cuerpo, este acaba rompiéndose, determinando así su grado o nivel de resistencia máxima. En cambio, resiliencia sería la capacidad de ese mismo cuerpo a adaptarse y superar una situación en la que ha sufrido los efectos de una fuerza que ha superado su nivel máximo de resistencia”.
Podemos deducir que la resiliencia es el camino por seguir en caso de enfrentar una adversidad. En ese sentido, Cyrulnik (2005) la define como la capacidad de los seres humanos sometidos a los efectos de una adversidad para superarla e, incluso, salir fortalecidos de la situación. Vanistandel (2003) la describe como una destreza conjunta o individual que faculta a una persona, grupo o comunidad para reducir y/o superar los sucesos dañinos que provienen de la adversidad.
De manera sencilla, podríamos citar una situación dolorosa que podría ocurrir en la vida. Supongamos que fallece un ser querido, como un padre, una madre, un hijo o una pareja. En este caso, la persona afectada podría adoptar la actitud de resistir, de manera estoica, con valor y martirio, hasta que el dolor y el sufrimiento se extingan. La otra opción es que asimile el dolor con mayor rapidez, tenga presente y recuerde a su ser querido de manera positiva, acepte que su partida es una voluntad divina y lo tome como una fuerza impulsora para, de manera resiliente, reposicionar y adecuarse a una nueva forma de vivir.
La resiliencia se produce de forma permanente y en todos los campos profesionales. En el área jurídica, se manifiesta en la rehabilitación de personas condenadas por algún delito. En la economía, se refleja en la recuperación de países después de atravesar crisis económicas. En la medicina, se presenta en los pacientes que han superado enfermedades graves, como las oncológicas. En la política, tenemos partidos que al inicio tuvieron pocos votantes a favor, pero resurgen de sus cenizas en los siguientes periodos de elección.
En la ingeniería, se realizan experimentos con manipulación de materiales que vuelven a sus estados originales. En la ecología, la resiliencia se plasma en la recuperación del medioambiente. En la psicología, se manifiesta en la vuelta al estado de equilibrio de los pacientes que tuvieron estrés y ansiedad extrema. En la sociología, podemos observarla en el proceso de recuperación gradual y la vuelta a la normalidad que se produce en el interior de las sociedades, después de crisis como la última pandemia de la covid-19. En la administración, se refleja en la recuperación de empresas que arrojaban pérdidas financieras hasta que aplicaron una gestión más racional.
La resiliencia puede manifestarse a nivel personal, por ejemplo, al enfrentar y superar la pérdida del empleo. A nivel familiar, se refleja en la pérdida de los padres, los hijos, etc. A nivel organizacional, se observa cuando un negocio se incendia y vuelve a operar en una semana. A nivel comunitario, podemos verlo en los servicios de salud gratuitos para la población en tiempos de pandemia.
En 1993, Wolin y Wolin propusieron siete pilares individuales en los que se sustenta la resiliencia de una persona:
Edith H. Grotberg, una de las psicólogas más referentes en el tema de la resiliencia personal, propone algunos factores de ayuda para fomentarla. Estos se categorizan en tres niveles: soporte social (yo tengo), habilidades (yo puedo) y fortaleza interna (yo soy y yo estoy).
¿Consideras que eres una persona resiliente en tu vida cotidiana? Cuéntanos tu experiencia.
Referencias
La resiliencia es una capacidad de afrontar la adversidad que se aplica en todos los campos profesionales y todas las facetas de la vida cotidiana (familiar, laboral, etc.).
Coordinador del PADE Internacional en Administración de Empresas. Doctor (Ph.D.) y Magíster (M.Sc.) en Administración. Es profesor principal de ESAN Graduate School of Business, en el que ha ocupado diversos cargos como la jefatura del Área Académica de Administración, Coordinador del PADE en Gestión del Potencial Humano y Director (e) de la Maestría en Organización y Dirección de Personas. Es consultor de empresas privadas e instituciones públicas en temas de diseño organizacional y de administración de personal. Ha publicado hasta el momento quince libros: tres por el sello ESAN ediciones del Perú, seis por la Editorial Cengage Learning de Argentina y México y seis por la editorial Pearson de México – Perú.
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