La imaginación, la fantasía y la invención son pilares del pensamiento creativo que debe tener todo profesional para mantenerse competitivo en un mundo cada vez más automatizado. ¿En qué se diferencian estos tres conceptos?
El pensamiento creativo es cada vez más imprescindible en el perfil de todo profesional. Esta habilidad se asocia con tres conceptos que conocemos desde la infancia, pero que tendemos a confundir: imaginación, fantasía e invención. Si bien todos son igual de importantes para impulsar la formulación de ideas, estrategias, productos y servicios innovadores, es importante entender en qué consiste cada término y en qué se diferencian.
La imaginación es el medio que tienen las personas para visualizar o hacer visible aquello que se piensa mediante la invención y la fantasía. En ese sentido, pueden existir personas con altas y bajas dosis de imaginación, pero siempre será posible impulsar esta habilidad mediante la práctica de actividades artísticas muy populares como el dibujo, la pintura o la música.
La fantasía es un concepto mucho más libre y amplio que el resto. Mientras que la imaginación crea y despierta la mente de las personas, la fantasía es la ensoñación en sí misma. En este campo, se ubican numerosas ideas que nunca llegarían a existir o que, en caso de concretarse, nunca funcionen. En pocas palabras, esta capacidad nos permite formular cualquier tipo de idea por muy ridícula o absurda que parezca.
La invención, a diferencia de la fantasía, sí intenta conseguir resultados mediante la combinación de conceptos o ideas conocidas, bajo un enfoque completamente práctico. Una persona inventiva siempre busca que sus creaciones tengan una funcionalidad final, sin preocuparse demasiado por aspectos complementarios como la estética. Juntos, estos tres conceptos constituyen la base para que los profesionales de cualquier disciplina sean capaces de aportar ideas innovadoras y útiles a sus organizaciones.
En el ámbito laboral, el pensamiento creativo influye en la manera en que se comunican los colaboradores, lo que fortalece sus relaciones con el resto de sus colegas e impulsa el brainstorming durante las sesiones de trabajo grupal. En esa línea, facilita el intercambio de opiniones y fomenta el surgimiento de ideas innovadoras que permitan resolver problemas habituales de la organización desde nuevos puntos de vista.
Los trabajadores creativos también suelen sentirse más motivados con sus tareas diarias, pues son conscientes de la importancia de su trabajo y de la posibilidad de seguir acumulando experiencia para potenciar sus perfiles. Esta mentalidad más proactiva y optimista disminuye los casos de estrés que se producen por la sensación de caer en la rutina o el aburrimiento.
En un mundo cada vez más dominado por tecnologías emergentes como la inteligencia artificial (IA), que impulsan la automatización de los procesos internos, se necesitan con urgencia profesionales más creativos y capaces de dirigir procesos de innovación.
Referencias
Ingeniero Técnico en Diseño Industrial, Ingeniero en Organización Industrial y Máster en Dirección de Marketing y Comunicación Empresarial por la Universidad Politécnica de Valencia. Founder de la consultora de innovación Wannathink y profesor de posgrado en ESIC Business School. Ha participado en congresos y maestrías internacionales en España, México, Colombia, Chile y Argentina. Es Miembro Activo de la Red de Investigadores en Diseño de la Universidad de Palermo, dentro de la Facultad de Diseño y Comunicación para el ciclo 2023-2025. Su blog www.pacolorente.es es actualmente TOP 10 de los 40 blogs más influyentes de marketing en el ranking que elabora marketingdirecto.com. Co-autor del libro ‘Los 7 pecados laterales: 42 técnicas creativas generadoras de innovación’ (ESIC Editorial). Top Voice Marketing en Linkedin 2023.
La combinación de los pensamientos vertical y lateral permiten a los profesionales identificar oportunidades de innovar los procesos internos de sus organizaciones. Aquí te explicamos en qué consisten y cuáles son sus diferencias.