Los proyectos, como otras actividades, se ven afectados por diferentes tipos de riesgos, entre financieros, operacionales, ambientales y sociales. Insertas en un entorno dinámico, las organizaciones deben aprender a medir y administrar las contingencias dentro de los proyectos.
Para poder evaluar y controlar los riesgos es importante estimar el impacto de diversas variantes que puedan afectar el desempeño del proyecto. Por ello, se requiere conocer factores como la rentabilidad, las fuentes de financiamiento (tanto internas como externas), los efectos intangibles que tendrá el proyecto sobre la empresa (imagen corporativa, aspectos legales), entre otros factores.
Las estrategias eficaces de gestión de riesgos permiten identificar las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas existentes en un proyecto. Para garantizar el éxito del mismo, se debe definir cómo manejar las potenciales contingencias. Así se podrá saber reconocer, mitigar o evitar problemas cuando sea necesario. Entre las recomendaciones de los especialistas se encuentran los siguientes pasos:
1. Definir criterios de aceptación general de riesgos. Es decir, determinar una política de administración que tome en cuenta factores como el marcado, el segmento del proyecto y sus empresas asociadas, los canales y el producto final.
2. Realizar un mapa de riesgos para comprender las distintas áreas de exposición y cómo se involucran con cada etapa del proyecto.
3. Relacionar estas áreas de riesgo con cada etapa del proyecto, tomándolas como centro para aplicar la tasa de descuento, el valor neto actual (VAN) y la tasa interna de retorno (TIR).
4. Monitorear y medir todas las categorías de riesgos para definir acciones en torno a ellas.
5. Diseñar mecanismos que cubran las contingencias, teniendo una visión integral del proyecto y sus resultados.
Existen muchas herramientas para medir y controlar riesgos. La más utilizada suele ser el análisis FODA. Este procedimiento consiste en determinar las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas de cualquier proyecto u organización para ejecutar el mejor plan posible.
También existen herramientas que forman un marco integrado para el control interno. Estas son las patrocinadas por el Treadway Commission (COSO) o aquellas que se basan en sectores regulados o que impliquen monopolios (project finance). Es imprescindible destacar que la herramienta de medición de riesgos debe ir acorde al tipo de proyecto, cambiando incluso de atenuantes durante sus etapas.
Asimismo, estructurar separadamente los proyectos por etapas facilita aislar las contingencias. Para ello, se debe realizar planes que tomen en cuenta las desviaciones necesarias y que analicen continuamente los factores internos y externos, minimizando los impactos negativos.
Cumplir con las metas de un proyecto depende de la planificación, preparación, resultados y evaluación que contribuyan al logro de los objetivos estratégicos. Por lo tanto, los gerentes de proyectos exitosos reconocen que la gestión de riesgos es un proceso fundamental para el correcto funcionamiento del proyecto.
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Fuentes:
Albújar Cruz, Alex. El Project finance: una técnica para viabilizar proyectos de infraestructura. ESAN.
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