El trabajo remoto, conocido también como teletrabajo, trabajo virtual o home office, entre otras denominaciones, que desde hace algunos años atrás era una tendencia que se venía adoptando gradualmente en los diversos sectores empresariales, es ahora una completa realidad en el contexto de la nueva normalidad en la que nos encontramos, convirtiéndose en una medida lógica y necesaria de protección ante el coronavirus.

Podría definirse como el desarrollo de actividades laborales -totales o parciales- que efectúa una persona desde un lugar diferente a las instalaciones físicas de su centro laboral, preferentemente desde su domicilio, como parte del aislamiento social recomendado por las autoridades sanitarias mundiales y gubernamentales de los países, comenta el jefe del área académica de administración de ESAN Graduate School of Business, Enrique Louffat.

Los trabajadores tienen que convertir sus hogares en centros de labores. Por eso recomienda:

• Preparar la estación de trabajo remoto. Es necesario crear o acondicionar un espacio exclusivo a modo de oficina particular dentro del hogar, donde el trabajador se sienta cómodo y motivado para desarrollar sus labores cotidianas, teniendo en consideración: la dimensión del ambiente de trabajo su ubicación, la ventilación, las instalaciones eléctricas, el escritorio, la silla, los armarios.
• Implementar el ambiente virtual remoto. Se refiere a los equipos virtuales, tanto centrales como periféricos, como son la computadora, parlantes, micrófono, impresora, el escáner, aunados a las conexiones de líneas telefónicas, de internet, de cable que permitan el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC).
• Agendar actividades. El trabajador debe saber organizar su tiempo de manera adecuada, a efectos de ser eficiente y productivo, para lo cual es recomendable que en una agenda, mensual, semanal o diaria, anote las actividades que debe cumplir, en el horario correspondiente, priorizando aquellas que son importantes y urgentes.
• Ejecutar las actividades agendadas. Consiste en la realización concreta de las actividades programadas, así como su seguimiento y retroalimentación con sus diversos stakeholders personales (jefe, subordinados colegas, clientes, proveedores), que permita verificar la eficiencia de la labor ejecutada.

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Fuente: El Peruano