Los cambios y transformaciones organizacionales implican una alteración del status quo hacia un escenario futuro. Sin embargo, no necesariamente significan lo mismo. Para algunos, el cambio es parte de la transformación; para otros, la transformación impulsa el cambio. Miquelena (2006) señala que ambos términos tienen significados polisémicos y pueden expresarse con sinónimos. Así, “cambio” puede sustituirse por términos como variar, alterar, modificar, descomponer, afectar, mudar o trasladar; mientras que “transformación” puede asociarse con conceptos como metamorfosis, mutación, innovación o evolución.
Para analizar la relación entre ambos términos, es útil identificar sus aspectos convergentes y divergentes. Entre las principales convergencias se pueden citar las siguientes:
- Ambas se refieren a una situación futura.
- Son ejecutadas por los colaboradores.
- Requieren el uso de recursos materiales y financieros.
- Deben minimizar o eliminar la resistencia al cambio.
- Influyen en las relaciones con los stakeholders.
- Son procesos continuos y constantes.
- Generan valor tanto para la organización como para sus colaboradores.
En cuanto a las divergencias, se pueden señalar las siguientes:
- La transformación implica una modificación estratégica amplia, mientras que el cambio se centra en aspectos tácticos y operativos puntuales.
- La transformación ocurre a mediano y largo plazo, mientras que el cambio es más inmediato y de corto plazo.
- La transformación modifica la cultura organizacional (valores, principios, propósitos) con el objetivo de lograr sustentabilidad, mientras que el cambio se enfoca en ajustes más específicos.
- La transformación busca renovar o desarrollar una nueva propuesta de valor, mientras que el cambio se orienta a reducir costos, optimizar gastos y mejorar la productividad de un producto o servicio.
- La transformación representa una modificación radical, mientras que el cambio suele ser un proceso gradual.
A partir de lo señalado, se puede inferir que los cambios organizacionales son acciones constantes que, al integrarse, contribuyen a transformaciones organizacionales trascendentes, impactando estrategias, estructuras, procesos, personas y tecnología. No puede haber una transformación a largo plazo sin cambios graduales e integrados a corto y mediano plazo.
Asimismo, la distinción entre cambio y transformación organizacional dependerá del contexto y la realidad de cada empresa. Lo que para una organización puede representar un cambio, en otra podría considerarse una transformación, y viceversa.
Las modificaciones organizacionales, ya sean transformaciones o cambios, responden a diversas características (Duque, 2014):
- Cambio planificado: Surge de un proceso de autoevaluación y progreso institucional, con el objetivo de mantenerse actualizado y a la vanguardia. Un ejemplo de esta visión sería: “A mediano plazo estaremos ingresando al mercado internacional”.
- Cambio por inercia o imitación: Se basa en modas o tendencias sin un análisis profundo, siguiendo el razonamiento de “Si las demás empresas lo hacen, la nuestra también debería hacerlo”.
- Cambio por reacción: Responde a circunstancias externas, como la adopción de nuevas prácticas por parte de la competencia que mejoran su posicionamiento y afectan a la propia empresa.
- Cambio por tensión final o crisis: Ocurre cuando problemas internos, derivados de una mala gestión reputacional, obligan a la empresa a implementar modificaciones drásticas para restablecer su imagen y operación.
Es importante destacar que los cambios y transformaciones organizacionales están influenciados por tendencias globales que configuran el ecosistema empresarial. Algunas de las más relevantes son:
- Globalización de los negocios: Las fronteras comerciales han desaparecido con la digitalización de las negociaciones. Ahora, clientes, proveedores y competidores no son solo locales, sino también internacionales.
- Innovaciones tecnológicas: La evolución constante de la tecnología impulsa actualizaciones y modernizaciones alineadas con las nuevas necesidades y tendencias del mercado.
- Diversidad cultural: En un entorno globalizado, las empresas cuentan con colaboradores de distintos países, con valores, creencias y filosofías de vida diversas.
- Responsabilidad social: Las organizaciones deben asumir un rol solidario e integrador con su entorno, reconociendo que no operan de manera aislada, sino como parte de una sociedad.
- Diversidad, inclusión y sostenibilidad: Se promueve la integración y el respeto hacia todas las personas, evitando la discriminación por razones de género, raza, edad, religión o ideología política.
- Gestión del talento y relaciones laborales: La legislación laboral ha evolucionado para proteger los derechos de los colaboradores en áreas como seguridad y salud en el trabajo, prevención del hostigamiento laboral, regulación del teletrabajo y equidad de género en las remuneraciones.
- Transformación digital: En un mundo altamente digitalizado, las empresas adoptan nuevas prácticas como el comercio electrónico, las billeteras digitales, las plataformas virtuales de capacitación y el teletrabajo. En este contexto, es fundamental la integración entre nativos digitales (millennials, centennials) y generaciones más experimentadas.
- Inteligencia artificial: El avance acelerado de la inteligencia artificial ha permitido el desarrollo de tecnologías como el Internet de las cosas, la robótica, la realidad aumentada, el big data y la computación en la nube. Si bien estos avances impulsan el desarrollo humano, también presentan riesgos y desafíos que requieren regulación oportuna para garantizar un impacto positivo en la sociedad.
Referencias:
- Duque, J. L. S. (2014). Los procesos de cambio organizacional y la generación de valor. Estudios gerenciales, 30(131), 162-171.
- Miquilena, M. (2006). Significación y usos de las categorías cambio y transformación en el entorno organizacional. Negotium, 2(5), 5-29.
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