Cartas anuales: ¿qué les están diciendo los CEO a sus inversionistas?

Cartas anuales: ¿qué les están diciendo los CEO a sus inversionistas?

Luis Mendiola, profesor de los programas de Finanzas de ESAN, comentó en Gestión sobre los temas más destacados que los CEO abordan en las cartas anuales que envían a sus inversionistas. Entre los tópicos más mencionados, resaltó la sostenibilidad, la inteligencia artificial y la cultura organizacional, entre otros.

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Hace poco revisé las cartas que los CEOs de cinco grandes gestoras de activos y bancos de inversión —Morgan Stanley, Brookfield, Lazard, BlackRock y State Street— enviaron en 2025 a sus inversionistas y demás stakeholders. El objetivo era entender cuáles son sus prioridades, qué temas nuevos están enfrentando y cómo incorporan la sostenibilidad en su estrategia. Escogí estas empresas porque son especialmente activas en el diálogo con otras compañías y reguladores, utilizando su influencia para impulsar mejores prácticas no solo financieras, sino también sociales y ambientales.

Más allá de hablar solo de números, estas cartas muestran cómo cada empresa entiende su papel en la economía, qué tipo de cultura desea fomentar internamente y cómo percibe los grandes cambios que están por venir. Aunque cada una tiene su propio contexto y modelo de negocio, en conjunto permiten identificar temas comunes, así como diferencias en la forma en que abordan asuntos clave como la inteligencia artificial, la sostenibilidad y la construcción de confianza con clientes e inversionistas.

Un tema común en todas es la sostenibilidad. Ya no se trata de algo que mencionan solo para quedar bien, sino de un componente fundamental en la forma en que hacen negocios y gestionan riesgos. Algunas priorizan inversiones en energías limpias o infraestructuras más resilientes; otras destacan la mejora del gobierno corporativo, la diversidad en sus equipos o la aplicación de criterios ESG en las empresas en las que invierten. La preocupación central ya no es si los criterios ESG importan, sino cómo integrarlos de manera efectiva en medio de métricas aún poco claras y regulaciones cambiantes.

Además, entienden la sostenibilidad como una fuente real de crecimiento. Están formando alianzas estratégicas —como acuerdos con empresas tecnológicas para proveer energía limpia— y prestando especial atención a cómo sus inversiones resisten los riesgos climáticos y regulatorios. Incluso frente a la presión política, mantienen un compromiso firme, aunque en algunos casos con un enfoque más pragmático.

La inteligencia artificial también ocupa un lugar destacado en estas cartas. No la ven solo como una tendencia de moda, sino como una herramienta clave con el potencial de transformar sectores enteros, desde la infraestructura digital hasta la gestión energética, además de optimizar procesos internos. Valoran su capacidad para aumentar la productividad de los equipos, mejorar los modelos de análisis y automatizar funciones repetitivas. Sin embargo, también dejan claro que, en negocios basados en la confianza, la tecnología no debe sustituir el criterio humano. Por ello, prefieren modelos en los que la IA actúe como un apoyo al juicio experto, y no como su reemplazo. Algunos CEOs incluso subrayan que su enfoque apuesta por una tecnología que complemente el aprendizaje humano, sin desplazar la experiencia acumulada.

Otro tema llamativo es la importancia que le otorgan a la cultura organizacional. Para estos líderes, contar con equipos integrados, una estructura que premie el mérito y valores bien definidos es clave para alcanzar buenos resultados. La retención del talento clave, la formación interna y la forma en que se relacionan con clientes y reguladores influyen directamente en su desempeño. Además, entienden la cultura como una herramienta práctica que les permite navegar tiempos difíciles, integrar nuevas adquisiciones o adaptarse con agilidad a nuevas tecnologías.

Finalmente, estas gestoras comparten una visión de crecimiento basada en la ampliación de operaciones, la diversificación de productos y la expansión global. Sus estrategias incluyen el fortalecimiento de áreas como el crédito estructurado o las inversiones en activos reales, así como un mayor acercamiento al pequeño inversionista mediante productos más simples y accesibles. Además, están transformando sus estructuras internas para adaptarse mejor a los estándares internacionales, incorporando directorios más representativos y procesos más eficientes.

Este análisis deja varias ideas útiles para quienes dirigen empresas o diseñan estrategias financieras. Primero, que la sostenibilidad debe ser tangible y operativa, no solo palabras bonitas. Segundo, que la cultura es tan importante como la estrategia misma. Tercero, que la inteligencia artificial debe complementar —no reemplazar— al talento humano. Y, finalmente, que la confianza se construye con coherencia y una visión de largo plazo, algo fundamental, especialmente en tiempos de incertidumbre financiera. En última instancia, estos inversionistas institucionales buscan más que buenos resultados trimestrales; quieren ver claridad, compromiso sostenido y una auténtica capacidad de anticiparse al cambio.

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