El Ministerio de Trabajo y Promoción de Empleo (MTPE) define un accidente de trabajo como un suceso que sobreviene por causa o con ocasión del trabajo, y que produce pérdidas como lesiones personales, perturbaciones funcionales, etc. Sus consecuencias son físicas y/o psicológicas, yendo desde la invalidez hasta incluso la muerte.
En el Perú, este tipo de incidentes son más comunes de lo que se cree. En su último Anuario estadístico sectorial (2016), el MTPE revela cifras claves: durante todo el 2016 se registraron 20,876 accidentes laborales, siendo Lima Metropolitana la región con más casos (14,931). Además, las actividades económicas con más notificaciones se encuentran en la industria manufacturera (24.87 %), las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler (18.78 %) y el rubro de Construcción (11.43 %).
El Anuario distingue 30 formas comunes en las que se clasifican las notificaciones. Las 6 más repetidas son:
Dependen de la gravedad del accidente. Aquellos que causan lesiones se clasifican en tres:
Accidente leve. El accidentado debe regresar a sus actividades laborales máximo al día siguiente del accidente, según la evaluación médica. El 53.14 % de casos pertenecen a este tipo.
Accidente incapacitante. Después de la evaluación médica, se recomienda que el accidentado continúe con el tratamiento el tiempo que los especialistas señalen, fuera de sus actividades laborales. Representaron el 46.11 % de casos.
Accidente mortal. Tienen como consecuencia la lamentable muerte del trabajador. Constituyeron en Perú el 0.75 % de casos.
Es fundamental promover iniciativas que implementen políticas y planes de salud ocupacional; es decir, aquella actividad orientada a proteger la salud y la seguridad de los trabajadores. Esto se logra a través de programas sanitarios, beneficios con seguros sociales y privados, políticas de seguridad y la eliminación de las condiciones que generan riesgo o peligro para los trabajadores.
Las empresas tienen la obligación legal y ética de incorporar estas políticas. De esta manera se asegura tanto el desarrollo personal y profesional de los trabajadores, como también el éxito de la propia organización.
Fuentes:
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Otto Regalado, docente del MBA y jefe del área académica de Marketing de ESAN, advirtió en Infobae que la inclusión de Machu Picchu en una lista internacional de destinos que “ya no vale la pena visitar” refleja fallas en su gestión turística. Señaló problemas como la informalidad en la venta de boletos, el exceso de aforo y la falta de seguridad y planificación. En lugar de negar las críticas, propuso replantear la administración del santuario, para convertirlo en un modelo de turismo sostenible y regenerativo.
Enrique Louffat, profesor principal en los Programas en Administración del MBA, Maestrías Especializadas y de Educación Ejecutiva de ESAN, explicó en Gestión que la convivencia entre distintas generaciones en el trabajo representa uno de los mayores desafíos para las organizaciones. Señaló que las diferencias en estilos, valores y formas de comunicación deben ser gestionadas con estrategias como mentorías cruzadas, esquemas laborales flexibles y programas de formación adaptados.
Raúl Odría, docente de ESAN Business Law, explicó en Canal N que la Sunat comenzará a fiscalizar los pagos realizados mediante Yape y Plin como parte de su estrategia para reducir la informalidad. En esta línea, recomendó a los microempresarios organizar sus finanzas, emitir comprobantes y trabajar de la mano con sus contadores, ya que Sunat ya puede rastrear estos movimientos a través del sistema bancario. Asimismo, precisó que no está justificado cobrar un monto adicional por aceptar pagos con billeteras digitales.