La atención odontológica implica mucho riesgo para el personal de esta profesión, en el marco de la pandemia del COVID-19. A pesar de que esta labor hoy se ha reducido al manejo de urgencias y emergencias, se proyecta que pasarán a trabajar bajo una nueva normalidad cuando se supere la cuarentena.
En el 2019, las enfermedades bucales constituyeron la segunda causa de consulta en hospitales y centros de salud del país. De los 4.4 millones de casos relacionados con estos males, que representaban el 25 % del total nacional, solo Lima Metropolitana registró cerca de 900 000 y la caries dental fue la enfermedad más reportada.
La incidencia de casos de COVID-19 supera los 150 por cada 100 000 habitantes y es evidente que esta cifra aumentará hasta que logre estabilizarse. Si tomamos en cuenta que el 25 % de los contagiados son asintomáticos, la actividad odontológica representará una fuente potencial de contagio por aerosol, pues se desarrolla en la cavidad bucal.
El Colegio Odontológico del Perú (COP) señaló en el 2019 que existía una sobrepoblación de cirujanos-dentistas en el país. De los 45 000 que ejercían esta profesión, más de la mitad lo hacía en Lima y para el sector privado. De ellos, el Ministerio de Salud (Minsa) tiene 6 151 registrados, la mayoría laborando en servicios públicos.
A nivel global, los protocolos de atención dental se refinan para extremar las medidas de bioseguridad y asegurar la protección de los pacientes y el personal a cargo. Algunas de estas medidas son:
Readecuación de ambientes y retiro de la mayor cantidad de superficies de contacto para asegurar el distanciamiento social. Por ejemplo, convertir las salas de espera en salas de tránsito.
El Protocolo de Bioseguridad para el Cirujano Dentista recién publicado por el COP, incluye medidas similares. En vista del próximo reinicio de las actividades detenidas, se espera que este aspecto sea trabajado por la Dirección de Salud Bucal de la Dirección General de Intervenciones Estratégicas en Salud Pública del Viceministerio de Salud Pública
En el 2018, una comisión del COP presentó un estudio de costos y tarifas que presentó las falencias de los odontólogos peruanos en materia de gestión:
Con la epidemia en curso y la atención reducida al mínimo, extremar las medidas de bioseguridad e implementar el espaciamiento horario entre citas tendrá más impacto en los costos e ingresos por atención odontológica. Puede estimarse un rango de 70 soles a 100 soles de costo adicional por paciente atendido, debido al elevado costo de los insumos de protección, que incluyen gorro, protector de zapatos, mandiles, lentes, alcohol en gel, guantes, etc.
Los ingresos han disminuido de manera significativa para la mayoría de profesionales, por depender solo de su práctica privada. En consecuencia, para el reinicio de actividades con los protocolos reajustados, se requerirá capital de trabajo prestado a tasa preferencial u otro posible apoyo financiero. Todo lo anterior implicará una revisión de las tarifas y de la relación tarifaria con las compañías aseguradoras.
Si bien la atención dental suele ser instrumentalizada y requiere la presencia física del paciente, podrían implementarse servicios digitales de e-Salud para el teletriaje, mediante videollamadas antes de la consulta. Asimismo, puede usarse el telemonitoreo para el manejo y seguimiento farmacológico durante la urgencia, así como la telecapacitación para higiene oral, uso de enjuagatorios, etc. Estos ejemplos representan un volumen importante en la atención odontológica regular.
En esta próxima nueva normalidad, el servicio odontológico puede verse fortalecido con estos nuevos servicios que, sin perder la humanización, acortan las distancias y buscan la fidelización de los pacientes. A su vez, representan fuentes compensatorias de ingresos, por las menores atenciones presenciales. ¿Qué otros retos para la gestión de la atención odontológica se derivan de la pandemia de COVID-19? Déjanos tu opinión.
MBA por ESAN con mención en Finanzas y médico-cirujano de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Con 32 años de experiencia profesional en salud, a niveles público y privado, incluyendo la gestión integral de proyectos de salud y desarrollo social; 22 de ellos en el diseño, implementación, gestión y evaluación de innovaciones con Salud Digital en Perú, Panamá, Colombia, Paraguay y Ecuador, incluyendo la docencia en gestión de salud digital. Participó activamente en la implementación y expansión nacional e internacional de ALERTA, la primera Red de Salud Digital para Vigilancia de Enfermedades de alcance nacional y de mayor vigencia.
Docente de posgrado en salud desde el 2001. Actualmente es docente en gestión de salud digital en la Universidad ESAN y la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
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