Entre el 2001 al 2020, el presupuesto público para la salud se ha incrementado significativamente, pasando de 3200 a 20 000 millones de soles. Sin embargo, la pandemia ha obligado a preguntar dónde están los resultados en la mejora del acceso y la calidad de los servicios de salud del país, sin poder obtener una respuesta satisfactoria.
La oferta para la atención de salud en el país está segmentada en servicios provistos por: el subsector privado, los gobiernos regionales, el Ministerio de Salud y otros tres ministerios: Trabajo para la seguridad social; Defensa para la sanidad de las tres Fuerzas Armadas, e Interior para la policía. No se cumple un mismo estándar para la calidad de los servicios de salud ni tampoco existe una real coordinación e integración de información de los ciudadanos que buscan atención en una u otra institución proveedora. Todo ello genera duplicación de inversiones e ineficiencias en la gestión, además de limitaciones en el primer nivel de atención para la cobertura y la continuidad del cuidado de la salud de la población en un territorio determinado. Ante esta problemática, cabe preguntarse si el mayor presupuesto lo mejorará.
"... destinaremos la mayor inversión de salud de la historia en el Presupuesto General de la República del 2021: cerca de 20 mil millones de soles para que todos los peruanos accedan a servicios de calidad".
Públicamente se ha precisado que ese monto corresponderá al total que se asignará a Salud y no sólo al rubro de inversiones. Tal cantidad estará incluida por el Poder Ejecutivo en la próxima sustentación ante el Congreso, del denominado Presupuesto Institucional de Apertura (PIA) de la República para el año 2021.
Según información del MEF, comparativamente, para los años 2018, 2019 y 2020, los PIA de salud fueron aproximadamente S/ 16 028, S/ 18 217 y S/ 18 400 millones respectivamente. Así, los S/ 20 mil millones para el 2021, representarían un incremento del 8 % (S/ 1600 millones más) con respecto al 2020 y casi 25 % (S/ 4000 millones más) respecto al 2018.
Sin embargo, se debe recordar que, a lo largo de los años 2018 y 2019, el presupuesto sufrió modificaciones incrementándose a S/ 20 072 y S/ 20 890 millones respectivamente, cuya ejecución no superó 90 % anual. En el año 2020, el presupuesto modificado es casi S/ 23 600 (3000 para la pandemia), con una ejecución de 43.6 % a la fecha.
Respecto al rubro de proyectos en salud, en los últimos 3 años (2018-2020), el monto asignado en el PIA fue aproximadamente S/ 600, S/ 2600 y S/ 1900 millones aun cuando los presupuestos modificados superaron S/ 3000 millones anuales, pero con una ejecución debajo de 60 % en los años 2018 y 2019 y de 14.1 % en lo que va del 2020.
Se sabe que cerca de las 2/3 partes de los servicios públicos del país no tienen la capacidad instalada adecuada y que la brecha de infraestructura estimada a 5 años bordea S/ 27 545 millones. Si bien el monto para inversiones en salud que se asigne de los S/ 20 000 millones podría ser mayor a los años previos, probablemente siga siendo insuficiente para cerrar la citada brecha y peor aún si la ejecución no alcanza el 100 %.
Si el presupuesto adicional se destina a actividades, ello incluiría la cobertura de mayor oferta de atenciones a las personas, lo cual probablemente implicaría incrementos de horas de recurso humano para la salud, así como mayor adquisición de medicamentos e insumos.
Sea cual fuera el destino del anunciado incremento, queda claro que un punto muy importante será su adecuada gestión y ejecución oportuna y completa, exenta obviamente de la corrupción que también existe en salud cómo se ha evidenciado durante la pandemia.
En primer lugar, será vital reducir la rotación de funcionarios: con 4 ministros de salud en 9 meses, definitivamente no es posible la ejecución de políticas a corto, mediano y largo plazo. Ojalá la nueva gestión ministerial continúe durante el año que le queda al gobierno.
En segundo lugar, siendo un tema estrictamente individual, es indispensable que cada personal de salud se re-sensibilice, si cabe el término, en cuanto a sus principios y valores, asumiendo un compromiso hacia la honestidad y la productividad, más allá de las condiciones estructurales de su condición laboral que, en paralelo, el Estado deberá acometer mediante el impulso de la cultura meritocrática a través de SERVIR en todo el sector público. Este gobierno, a un año de su salida, lo debería hacer, no importando el costo político.
En tercer lugar, sin mucho margen de tiempo, antes de fin de año debe consensuarse el Plan Nacional de Infraestructura en Salud, dando predictibilidad a las inversiones nacionales, regionales y locales para la década 2021-2030. Además de las modalidades ya conocidas, la incorporación de mecanismos como los acuerdos de Gobierno a Gobierno o la modalidad de Proyectos Especiales de Inversión Pública - PEIP - reglamentada según DS No 119-2020-EF, mejorarán la gestión y la ejecución de inversiones, y en paralelo fortalecerán en la práctica, las capacidades de los funcionarios mediante por ejemplo el Project Management Office (PMO), las modalidades especiales de contratación y otras innovaciones (BIM, infraestructura modular).
Un ejemplo, viene ocurriendo con la experiencia de gestión adquirida en los Juegos Panamericanos la cual se está replicando en la implementación exitosa de los hospitales temporales para la pandemia. En paralelo, se debe ir perfeccionando la Ley de Contrataciones del Estado incorporando estas prácticas exitosas, así como otras acciones de mejora en el aparato y la normativa públicas.
Finalmente, el incremento presupuestal debe servir para que, desde ahora, la gestión y la prestación pública de servicios de salud utilice todas las herramientas disponibles en tanto se recupera la capacidad instalada en infraestructura. La incorporación de la eSalud (Salud Digital) ha demostrado ser tan necesaria, no solo para lograr una rápida, masiva y a la vez personalizada cobertura de atención salud 24x7, sino también para la articulación e integración territorial de los diferentes proveedores de salud, incluyendo a los agentes comunitarios de salud. En el corto plazo (1 año), ello deberá hacer realidad los conceptos de: redes integradas, gestión transparente y eficiente, intercambio prestacional (al compartir la información de salud de las personas mediante la Historia Clínica Electrónica) y continuidad asistencial, llevando la oferta de salud al ciudadano en su familia y en comunidad.
La real reforma de la salud requiere sí o sí la transformación digital del sector y su paralela gestión del cambio en el personal de salud (pre y post grados) y en los ciudadanos, contribuyendo decididamente a que el 50 % de peruanos que se perciben enfermos y no buscan atención por diferentes razones, ahora dispongan de otra alternativa accesible para cuidar su salud.
MBA por ESAN con mención en Finanzas y médico-cirujano de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Con 32 años de experiencia profesional en salud, a niveles público y privado, incluyendo la gestión integral de proyectos de salud y desarrollo social; 22 de ellos en el diseño, implementación, gestión y evaluación de innovaciones con Salud Digital en Perú, Panamá, Colombia, Paraguay y Ecuador, incluyendo la docencia en gestión de salud digital. Participó activamente en la implementación y expansión nacional e internacional de ALERTA, la primera Red de Salud Digital para Vigilancia de Enfermedades de alcance nacional y de mayor vigencia.
Docente de posgrado en salud desde el 2001. Actualmente es docente en gestión de salud digital en la Universidad ESAN y la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
La creación del nuevo ministerio constituye una propuesta del Gobierno actual para cerrar la brecha de infraestructura que afronta el Perú en las últimas décadas. Sin embargo, cabe cuestionarse si esta medida tendrá el impacto deseado.
En los últimos 15 años, las políticas de gobierno han planteado de manera reiterada la participación del sector privado en el desarrollo social del país, incluido el sector salud, cuya situación aún es crítica. Casi el 100 % de los 9000 puestos, centros de salud y hospitales públicos presentan una inadecuada capacidad instalada y principalmente han sido manejados bajo gestión pública. Urge la mejora de su gestión, siendo una alternativa la mayor participación del sector privado, vía las asociaciones público-privadas (APP).
En los últimos meses se ha publicado mucha información sobre la inteligencia artificial (IA) y sus aplicaciones en diversos campos como la salud. Se pronostica que el mercado global de IA en salud podría ascender hasta los USD 222 billones para el 2031. ¿Cuán factible es su implementación para mejorar los servicios de salud en el Perú?