Numerosas organizaciones deben su destino a decisiones emocionales. Aunque los empresarios busquen justificarse con datos y cifras, es inevitable reconocer que estos factores racionales terminan pasando, muchas veces, a segundo plano. Así lo afirma José Luis Cañavate, profesor del curso La comunicación no verbal y la lectura de las emociones en un contexto empresarial del PEE de ESAN:

Estamos a las puertas de la revolución de las emociones en la empresa, que sin lugar a dudas debe ser una materia de imprescindible acercamiento para todo aquel que dirija un equipo humano. La emoción es algo interior a la persona, y si queremos entender su funcionamiento, hay que prestar atención al mecanismo por el que salen al exterior.

La expresión de las emociones se convierte en el discurso más potente de lo que no deseamos decir; sin embargo, es prácticamente imposible ocultarlas. Con nuestras palabras no vamos más allá del 10% de lo que transmitimos, mientras el resto rebosa por todos los poros de nuestro cuerpo.

Nuestro cuerpo es un verdadero experto en discursos, que no siempre coincide con lo que nos interesa comunicar. Lo peor es que todo el mundo puede leerlo; de hecho, el cuerpo transmite en un segundo más de 40 mensajes sobre las actitudes de cada uno de nosotros.

Una mala noticia para aquellos que pretenden ocultar algo es que los códigos vienen de fábrica y son universales. Fue el planteamiento de Charles Darwin que ha necesitado más de 100 años para ser aceptado y convertirse hoy en una de las disciplinas científicas más provocadoras del siglo XXI.

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Fuente: El Peruano