En ocasiones deseamos que el reloj tenga más horas o avance más lento. Y es que, entre el caos vehicular, las responsabilidades laborales y el tiempo dedicado a la familia, darnos un espacio para continuar con nuestra formación profesional parece imposible. De hecho, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), hasta el 2017 solo el 25,1 % de profesionales había realizado estudios de posgrado.

Ante este panorama, el Internet así como las nuevas tecnologías se han empezado a consolidar como la mejor solución. Con miles de opciones en centenares de universidades y escuelas de negocios, los posgrados online son vistos ya como lo que realmente son: una alternativa eficiente y conveniente para cursar un estudio superior.

"Al entrar a la educación online se rompen las barreras geográficas y de tiempo", explica Gonzalo Guerra-García, director de Educación Virtual de la Universidad ESAN. Ello significa que, además de poder acceder con mayor facilidad a profesores internacionales, la modalidad online ofrece estudios de posgrado en modalidad sincrónica y asincrónica. Es decir, conectándote a una clase en un horario específico; o cursando los estudios mediante clases grabadas, en el horario que más te convenga.

Por supuesto, la facilidad de estudiar desde cualquier lugar del mundo es otra de sus grandes ventajas. "Tengo alumnos que están en el aeropuerto o en otras ciudades por temas de trabajo, o cuidando de un bebé pequeño, y la educación virtual les permite cumplir con sus objetivos de capacitación sin perjudicar su crecimiento profesional", destaca el especialista.

Claves para elegir sabiamente

Guerra-García recomienda hacer un filtro de ofertas según cuatro criterios:

1. Prestigio de la institución

Asegúrate de que la institución educativa que elijas sea confiable y de prestigio. Realiza un análisis de todas tus opciones e infórmate debidamente sobre lo que cada una te ofrece. Ten en cuenta que puedes revisar rankings y estudios donde se evalúen diferentes criterios como la calidad de la educación, la malla curricular y la exigencia académica; eso sí, verifica que estas valoraciones sean realizadas por organizaciones especializadas e imparciales.

2. Empleabilidad de los estudiantes

Acceder a esta información es sencillo, puesto que en la actualidad las instituciones educativas publican sus tazas de empleabilidad y otras cifras relacionadas con la optimización de la vida laboral de sus estudiantes.

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Fuente: El Comercio